Su último recorrido por Facebook le confirmó fatídicamente algo que ya sospechaba: sus conocidos (que no amigos) llevaban vidas intensas, amaban, eran amados, se divertían, vivían… No como él, que no tenía otro horizonte que la negrura vital más densa y deprimente. Así, siguiendo las terribles pulsiones de quien ya no ve salida, vació el frasco de pastillas por su tráquea ante el ordenador refulgente. Mientras hacían efecto, decidió teclear una escueta despedida. Algo sencillo, sin pretensiones, insignificante. Como su misma existencia.
Antes de perder la conciencia, pudo ver que ya había recibido sesenta y siete mensajes y doscientos tres likes.
![]() |
"Pedazo de cielo", por CVF |
Comentarios
Publicar un comentario