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Mostrando entradas de febrero, 2022

Los errores de Rusia

Hace más de un siglo, a mediados de 1917, tres niños portugueses relataron que se les había aparecido una dama luminosa repetidas veces, y les había transmitido varios mensajes para la humanidad. En el segundo de ellos se afirmaba que, si no se convertía, Rusia “esparciría sus errores por el mundo, promoviendo guerras y persecuciones a la Iglesia, los buenos serían martirizados, (…) y varias naciones serían aniquiladas”. Los pastorinhos , con la ignorancia de la pobreza, inicialmente pensaron que la tal Rusia era una mujer, pero aún así transmitieron el mensaje a sus mayores. Según los más duchos fatimólogos, la condición que ponía la Señora para que Rusia evitara su funesto destino no ha llegado a cumplirse. Sea por esto o por otros motivos, parece evidente que, a la vuelta de un siglo largo, Rusia (/URSS) ha exportado terror, masacre y represión tanto en su propio territorio como en los países que se han inspirado en su revolución social. Según el conocido estudio coordinado por S

Vuelva usted mañana... con cita previa.

Mariano José de Larra, acaso el primer periodista “estrella” de nuestro país, popularizó en 1833 un tópico que pasaría a formar parte de la idiosincrasia española, el de “vuelva usted mañana”. Lo hizo por medio de un artículo homónimo publicado en el periódico que el mismo fundó, El pobrecito hablador , en el que presentaba a un inversor extranjero que quería promover un negocio en España e ingenuamente pensaba que en quince días realizaría todos los trámites y conseguiría los permisos necesarios. El narrador se cachondea de sus ilusos cálculos, y a la postre comprueba que, en efecto, tras seis meses de dilaciones y de ser mareado entre unos y otros, el incauto inversor recibe la más rotunda negativa institucional a su pretensión de crear tejido empresarial (que se diría hoy) en suelo español. Aunque inicialmente este escrito satírico apuntaba al vicio de la pereza hispana, fuera pública o privada, con el tiempo la frase ha permanecido en el inconsciente colectivo como expresión sin

Cuidado con el correo basura

Está semana me dio por entrar en mi carpeta de spam, algo que no solía hacer habitualmente. Allí me topé con la enésima reencarnación de la princesa Otumba, una nobleza africana, heredera multimillonaria, que ha sufrido muchas vejaciones en su país y necesita de mi ayuda para poder sacar todo su ingente patrimonio de diamantes a cambio de un generoso porcentaje que ronda el 50 %. Como últimamente estoy de un insolidario que apesta, desatendí esta perentoria llamada de auxilio y seguí comprobando qué tipo de personas también me necesitan. Por ejemplo, un tal Eric Santos ha hackeado una (antigua, por fortuna) contraseña mía, y a cambio de su silencio necesita unos 3.000 dólares en bitcoins que, si no consigo ingresarle, le empujarán irremisiblemente a enviar un video mío, en guisa de usuario de porno duro, a todos mis contactos, familiares, compañeros y amigos. En fin, supongo que resulta comprensible que no acostumbrara a entretenerme en recorrer esta carpeta indeseada, y que hasta