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Mostrando entradas de julio, 2016

Tío Salva, exdirector de banco

Otro de los poemas de Nada personal que marca el tono de la primera sección. A Bernardo Atxaga parece que le gustó, o al menos, me dijo que también era sobrino de tío Salva.   TÍO SALVA, EXDIRECTOR DE BANCO En este mismo sofá descansaba el tío Salva, jubilado, mientras leía sus cuatro cotidianos diarios, las tres revistas de opinión y morbo, y degustaba su copazo o dos de Mágnum, tras lo cual se defecaba en el Caudillo y en todos los mangantes circundantes. En este mismo sofá Me conminaba a ser astuto, a trabajar de duro por mis sueños, a no regalar ni un ápice de aquello que hubiera conquistado. A conservar amigos, pero no darles todo, a no fiarme de la sombra propia, a arrojar alguna piedra sin destapar la mano, a ser culto, a ser fuerte, a no pasar la vida en vano. En este mismo sofá. Y ahora que le sacudo el viejo polvo que quizá cayera en esos días me pregunto si, pasado mucho tiempo, algún hijo, sobrino o quizá nieto

HERENCIA

Un segundo poema de Nada personal , junto con una foto familiar en la que salgo sin americana.   HERENCIA Olvidados directorios de amistades de otra vida, ramilletes de papel amarillento del tiempo del amor, la paciencia y el bolígrafo. Esos juguetes rotos de los niños que pensaba reparar esta semana, o la siguiente. Ropa usada de bebé para el sobrino que ahora vive en Australia con su esposa. Los recuerdos de mis padres, unas fotos renegridas, álbumes al fin deshilachados, todo lo que el viento no llevó tras las exequias. Los folletos y los planos y los mapas de viajes que quedaron en proyecto, de las islas donde nunca regresamos. Apuntes de estudiante, con glosas en los bordes; instrucciones de decenas de aparatos que apenas supe mantener en uso; suplementos literarios postergados; decenas de libretas empezadas, diarios interrumpidos, libros sin abrir.