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Mostrando entradas de octubre, 2021

"El hombre almohada" visita el Bretón

Ayer asistí a la representación en Logroño de El hombre almohada , adaptada por David Serrano del original The Pillowman (2003), del británico Martin McDonagh. Una obra desgarradora sobre el maltrato infantil, en la que un joven con discapacidad intelectual es acusado de varios infanticidios inspirados en ciertos relatos escritos por su hermana mayor.  Por una macabra ironía, la única representación de esta obra en nuestra tierra se ha llevado a cabo tres días después de la terrible noticia del asesinato de un niño a manos de un perturbado con un escalofriante historial criminal. Supongo que ninguno de los que estábamos anoche en el teatro Bretón de los Herreros podía quitarse de la cabeza la inquietante analogía. Pero, mientras en el anónimo estado policial en el que se desenvuelve la acción, la policía está presta a ejecutar al sospechoso en la misma tarde de su arresto, en nuestra realidad el asesino que violó y apuñaló salvajemente a una joven en 1998, paseaba hace cuatro días por

Carmen Mola Mazo

Hace unos días los contaba yo a mis sufridos estudiantes de Literatura Victoriana que las hermanas Charlotte, Emily y Anne Brontë habían publicado sus obras con respectivos seudónimos masculinos (Currer, Ellis y Acton Bell): “No quisimos revelarnos como mujeres”, explicaron a posteriori, “porque, aunque entonces no sospechábamos que nuestra forma de escribir y pensar no era lo que se consideraba ‘femenina’, teníamos la vaga impresión de que a las autoras se las mira con mayores prejuicios”. Otra grande de las letras victorianas, Mary Ann Evans, llegó a una conclusión parecida, y toda su producción literaria se publicó bajo el nombre de George Eliot. Esto mismo sucedía en otros países como España, donde Cecilia Böhl de Faber escribía como Fernán Caballero, o en Francia, cuna de George Sand, seudónimo de Amantine Aurore Dupin de Dudevant. Pues bien, en torno a las fechas en las que yo contaba estos hechos, el certamen/macrocampaña más poderoso del panorama literario hispano rompía su

Sir David Amess, víctima

Este pasado viernes un parlamentario inglés, David Amess, reanudaba en una localidad de Sussex la costumbre democrática de las llamadas surgeries , encuentros personales de los votantes con sus representantes para trasladarles sus inquietudes y reclamaciones, cuando un enajenado de veinticinco años se abalanzó con un cuchillo en el lugar y le asestó doce salvajes puñaladas que le causaron la muerte. Las fuerzas del orden aprehendieron al asesino en el acto, pero sin duda demasiado tarde; este ya estaba fichado por la policía como islamista radicalizado. Es espantosa la facilidad con la que cualquier salvaje puede perpetrar el mal. Iba a decir que es como el descerebrado que rompió las maravillosas cristaleras de la catedral de León a pedradas, pero quitar una vida humana es infinitamente peor. Y David Amiss, de 69 años, era un político muy querido por sus electores, con una trayectoria de casi treinta años de servicio y un historial impecable de compromiso con su comunidad. Un monst