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Limpiemos el Ebro

 “Surco infinito. Camino de venas / que entre alamedas vas seguro y opaco / […] a la mar siempre desnudo y cantando”. Son versos de Miguel Hernández dedicados al río que da nombre a nuestra península, y riega siete comunidades autónomas (espero que ningún gobernante decida cerrarlo perimetralmente). Durante siglos y siglos sus aguas han fertilizado la tierra que ha alimentado a miles de generaciones de pobladores de Iberia. Pero hemos tenido que venir los paladines del progreso contemporáneo a llenarlo de plásticos, latas de cerveza, toallitas, compresas, y (lo que ha sido una reciente revelación) multitud de deshechos farmacológicos.

Según advierten organizaciones como Ecoembus y SEO/BirdLife, la contaminación de los ríos es uno de los más graves problemas medioambientales. Se calcula que cada día llegan a los ríos dos millones de toneladas (¡) de basura, con nefastas repercusiones para la fauna y flora y, al final de la cadena, para los humanos. Con la contaminación fluvial desciende la pesca, la calidad de agua empeora, y no se puede emplear ni para consumo ni para cultivo ni para el ganado. Se estima que hay una población cercana a los 800 millones viviendo cerca de los ríos que sufre afecciones vinculadas a su contaminación.

En fin, hay que concienciarse mucho más sobre lo que está en juego si no mantenemos limpio el medio ambiente, y con este fin un puñado de voluntarios universitarios nos dedicaremos a limpiar las riberas del río más largo de España. Será el miércoles 28 de abril, empezando a las 10:00, en dos turnos de mañana y tarde. Si alguien que lea esto se anima, puede apuntarse en la oficia de la asociación Ayuda Social Universitaria de La Rioja.

Soy bien consciente de que, comparada con la magnitud de la amenaza, nuestra aportación será minúscula. Pero pequeños pocos van haciendo un mucho, y el entorno cercano es siempre el área de actuación a nuestro alcance. Y este planeta tiene que durar muchos millones de años más. No se lo estamos poniendo fácil.

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