Ir al contenido principal

Saltburn, o Brideshead desflorada

Hace tiempo que no escribo sobre Evelyn Waugh, el autor al que más atención he dedicado en mi vida académica. En estos momentos estoy volviendo a ejercer de traductor de sus novelas, en este caso de Un puñado de polvo, por encargo de la editorial Impedimenta. Vuelve a ser un privilegio y un reto reescribir (porque en eso consiste traducir) a Waugh, y aprender de semejante maestro del estilo.

Este autor ha vuelto a estar de actualidad a raíz del éxito de la película Saltburn, ahora disponible en plataformas como Prime. Más de un comentarista ha identificado las referencias waughianas de la película, en concreto a Retorno a Brideshead: en ambas historias, un joven estudiante de Oxford con escasa vida social traba amistad con un compañero aristócrata y popular, y es incorporado al círculo social de este. Uno de los jalones en la creciente amistad entre ambos es que el noble invita al plebeyo a la fastuosa casa de campo de su familia, y este empieza a interaccionar con los diversos miembros, de tal modo que su amigo aristócrata acaba considerándolo una especie de traición a su amistad.

Los responsables de Saltburn (sea guionista, director o quienquiera que ideara el detalle) han dejado una huella patente de reconocimiento a Waugh. En un momento en que los dos jóvenes están conociéndose mejor, Felix (rico) le cuenta a Oliver la historia de su tía que marchó a EE.UU muy joven y se casó allí con un inútil. Oliver, muy instruido en literatura, le replica que el argumento parece sacado de una novela de Evelyn Waugh, a lo que Felix añade que es verdad, y que Waugh conocía a su familia y estaba obsesionado con ella. Se agradece la pista, aunque yo no puedo evitar preguntarme a qué novela de Waugh se podría referir Oliver; a mí no me suena ninguna con argumento semejante.

También parece obvia la identificación de Felix con su referente waughiano, Sebastian, mediante el osito de peluche que caracterizaba a este en la novela. En efecto, el primer día en que Oliver llega a la mansión de Saltburn, Felix le enseña la casa guiándole por un periplo que acaba en su habitación mostrándole su peluche (que reaparecerá en otra escena que no podría revelar sin alto riesgo de destripoiler). También podría ser un guiño el nombre de la hermana de Felix, Venecia, ciudad donde suceden escenas bastante importantes de la novela waughiana.

Pero si las escenas oxonienses de esta se ambientaban en la década de 1920, las de Saltburn suceden a partir de 2006. Los tiempos han cambiado, y nuestro aristócrata contemporáneo no deja atrás al plebeyo más barriobajero en juramentos, alcohol, drogas o sexo casual. Y si la elegante historia de Brideshead desarrollaba una delicada alegoría sobre la búsqueda de la amistad, el amor y la fe, encarnadas en la trayectoria de Charles Ryder, su avatar contemporáneo, Oliver, pretende pasarse por la piedra a todos y cada uno de sus anfitriones, bien como victoria del resentimiento de clase, bien porque su perfil obedece al de un nuevo Ripley (lo digo así para destripar menos).

Brideshead Revisited, publicada en 1945, fue un éxito de ventas que catapultó a Waugh a la fama más allá del Reino Unido y por las Américas, pero fue la exquisita versión de Granada Television de los ochenta, con Jeremy Irons como Charles, lo que popularizó la historia por todo el mundo. Ya en 2008 se hizo otra versión fílmica que deliberadamente pretendía rebajar un tanto la carga teológica y “actualizar” la trama para un público más contemporáneo. Pero Saltburn definitivamente culmina este proceso. El Charles contemporáneo es un tipo degenerado que pone en su punto de mira a una nobleza que poco tiene de tal. ¿Acaso son los signos de los tiempos?

 


Comentarios

Entradas populares de este blog

El silencio de Franz Jalics (1927-2021)

Hace unos días falleció un autor que me ha dejado huella; se trata de Franz Jalics (1927 -2021), jesuita y místico húngaro, impulsor de la meditación contemplativa como un camino de buscar a Dios no tanto a través del raciocinio o de la acción, o siquiera del sentimiento, sino a través de la percepción. Su obra más representativa, donde expone este sugerente camino con extraordinaria pedagogía, es Ejercicios de contemplación , un libro para leer en pequeñas dosis. De joven Jalics sirvió en el ejército húngaro durante la Segunda Guerra Mundial y allí, según expone en el citado libro, experimentó las primeras llamadas a poner su vida en manos de la Presencia que le susurraba que seguía estando allí a pesar del tremebundo y deprimente galimatías en que se había convertido la Historia contemporánea. Años después, ya jesuita, fue destinado a Buenos Aires, donde trabajó entre la población desfavorecida del Bajo Flores. Allí, en 1976, fue secuestrado por la dictadura argentina junto con otro ...

Tres años

Hoy se  cumplen tres años del día más horrible de mi vida (hasta la fecha). El tiempo sin duda cierra heridas, pero la cicatriz permanecerá siempre. Es un tópico porque es verdad. Si mantengo el inveterado principio de que escribo poesía inspirado por el dolor del alma, supongo que acabaré componiendo un poemario sobre ella. Pero si también mantengo el parsimonioso cuentagotas con que dosifico mi poesía, no puedo asegurar cuándo. Ahora voy terminando uno sobre una experiencia acaecida en 2017, para que os hagáis una idea... Este poema formará parte (D.m.) del eventual poemario, así que os lo adelanto. Aunque no es reciente, como algunos pocos sabéis. Cada noche cruje un poco nuestra cama. Tengo mucho más espacio, estirarme empieza a ser ya rutina. Soy el amo y el señor de mis dominios colchoneros (parvo imperio). A veces, solo a veces, duermo hondo y apenas me atormenta tu silencio.   Pero juro que hoy el alma empeñaría por volver a los dos quintos retroactivos de mi lado de t...

Cuentos en la escuela del futuro

A propósito de mi entrada de la semana pasada , no puedo reprimir el impulso de reproducir el principio de la escena de Solo yo me salvo  en la que el anciano Malaquías Winkle, quien ha vivido recluido en las últimas décadas de un futuro no muy lejano, visita una escuela. NOTA: Puede haber alguna expresión lingüística que el hablante de castellano de 2019 aún no domina. Se ruega, pues, paciencia.           —A tent@s a lo que viene. Caperucita Progresista se acercaba a casa de su abuelita, una ciudadana cronoavanzada pero en pleno dominio de sus facultades y consciente de sus derechos y obligaciones como ciudadana de una república tolerante, cuando se le acercó el lobo interesándose por los contenidos de su multitáper. Su pregunta no podía en absoluto ser catalogada como indebida ingerencia en las opciones libres de adquisición, sino más bien justificada por la indigencia de un animal marginal infraalimentado, inse...