Hace unos días conocimos que la ganadora del Premio Planeta 2023 es… una periodista y presentadora de televisión (¡increíble!), y además del Grupo Atresmedia, del que Planeta es principal accionista (¡doblemente increíble!). Se trata de Sonsoles Ónega, quien se ha llevado el millón de euros con “una historia de amor, desamor (…) que trata de la búsqueda de la verdad”. Por si este adelanto no fuera suficientemente prometedor, se nos ha desvelado que la novela Las hijas de la criada se inspiró en el caso de las bebés intercambiadas de Logroño, del que se hizo eco en su día la Sra. Ónega en su faceta de periodista.
Resumo un tanto los hechos para quien desconozca el caso. En
junio de 2002 nacieron dos niñas en el hospital San Pedro de Logroño, y por un
error de la Unidad de Neonatología las intercambiaron, sin que ninguna de las
dos familias fuera consciente. La noticia vio la luz en septiembre de 2021, a
raíz de las indagaciones de una de las chicas, entonces ya mayor de edad, criada
por su abuela tras la pérdida de la patria potestad de sus padres (de hecho,
fue su “padre” quien levantó la liebre al declarar que no era hija suya para
ahorrarse gastos). La otra chica había crecido en el seno de una familia probablemente
de mayor nivel económico, acompañada de un hermano.
La información periodística es muy discreta, no sabemos los nombres
reales, ni cómo se ha resuelto la situación a nivel personal. Lo que se sigue
publicando, sin embargo, son los asuntos de tribunales: los respectivos
abogados de cada chica reclaman algo más de tres millones para cada una de sus
clientes, además de otras cantidades para sus familiares. Da la impresión de
que el asunto seguirá siendo una madeja de reclamaciones que llega hasta el
Tribunal Supremo.
Como bien ha declarado Sonsoles Ónega, la historia en sí
misma abre enormes posibilidades de fabulación. Pues bien, aunque últimamente
los recientes premios Planeta no suelen estar entre mis largas listas de lecturas,
quizá con esta debería hacer una excepción. Entre otras cosas, porque me ha pisado
la idea. En efecto, cuando me enteré de la noticia en 2021, destapada por Luis
Javier Ruiz, inmediatamente mi imaginación vagó por las ricas posibilidades de
conflictos personales que podía generar este dramático malentendido, y, sobre
todo, su descubrimiento. No hacía falta conocer muchos detalles de la vida
real: la imaginación podía suplir con creces a partir de este punto.
Mi querido Javier Casis, firme creyente en las musas, solía
decir que en determinados momentos estos divinos seres inspiran una misma idea
a diversos creadores, y acaso se divierten contemplando retozonas quién la
acomete antes y con más éxito. En esta lid, por tanto, yo partía en franca
desventaja. Cuando conocí la noticia
tenía dos proyectos de ficción en la cola de espera, además de decenas de otros
proyectos en diversos frentes. Además, al ritmo que me permite mi hora/ hora y
media de creación literaria diaria, es posible que hubiera tardado unos dos o
tres años en escribir el primer borrador, luego otro medio año para dejarlo
reposar, varios meses para revisarlo, o quizá más para reescribirlo. Y luego vendría
la mayor ordalía del escritor infame: buscar editor, llamar a decenas de puertas,
de las que la mayoría ni siquiera se dignarán contestar.
En definitiva, desde el momento en que me hubiera puesto con
la historia, hasta tenerla publicada, habrían pasado como poco unos cinco años.
Sin embargo, en año y medio desde que se supo el asunto doña Sonsoles ya tenía
la novela escrita, corregida, revisada, y encarrilada el Planeta. Espero que
las musas no se estén despiporrando mucho de mí.
Lo más sorprendente, sin embargo, es que el Planeta se siga
anunciando en los medios como auténtico certamen. Aunque últimamente me sorprende
menos, después de haberme planteado que ciertas actividades literarias supervisadas
por mí pudieran tener cabida en la prensa nacional, y lo primero que me ha
llegado es el presupuesto para comprar espacios en las páginas de cultura. Quizá
lo grave es que me haya enterado a estas alturas de mi vida.
me haya enterado a estas alturas de mi vida.
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