Uno de los aspectos del mundo contemporáneo que me concitan un incurable escepticismo es la selección de temas que marcan los titulares de la opinión pública. Ya sabemos que desde hace más de un siglo es el cuarto poder quien decide de qué asuntos se habla y de cuáles no. Y, como todo poder, este también se impone entre inquietantes sombras e intereses inconfesables.
Se da el caso de que soy bastante aficionado a escuchar los noticieros radiofónicos, en tres o cuatro cadenas diferentes, todas muy dadas a resúmenes informativos de un puñado de titulares, y siempre resulta interesante observar cuáles son estos de entre los miles de incidentes reseñables que suceden a diario en el mundo.
Pues bien, entre esas cuatro o cinco macronoticias no suele faltar la referencia a las más recientes astracanadas de nuestra casta política, sea nueva o antigua, lo cual cada vez me aburre más. Tampoco falta la referencia a la guerra que ocupa el foco mediático, que suele ser solo una de entre las cincuenta y siete que existen en la actualidad. Igualmente, aunque en 2021 hubo 109.589 defunciones por cáncer en España, lo más probable es que los datos alarmantes que nos lleguen sean solo de la incidencia del Covid (38.494 defunciones en ese mismo año). Quizá ha habido un brutal asesinato pasional (es decir, machista) o integrista, pero el eco depende de la adecuación de la víctima como instrumento de denuncia social.
Pero lo que más me llama la atención es que esta restrictiva selección casi siempre culmine con un partidazo futbolero o con la última hazaña de Rafa Nadal. Entiéndaseme; valoro los logros de este deportista de élite del que todos nos podemos sentir orgullosos. Pero lo cierto es que los resultados de sus torneos influyen en nuestra vida tanto como los de las partidas de petanca de jubilados que se citan en un parque a la sombra. No lo cuento como una de las cinco noticias de interés planetario que conviene destacar.
Aunque recientemente hemos presenciado otro apto colofón: en la segunda semana de julio este espacio lo ha ocupado también la más reciente cornada taurina a un corredor sanferminero, por lo general bastante imprudente. De nuevo un elemento pivotal del pulso informativo. Pues ya lo dice la canción; si te ha pillado el toro…
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