Ir al contenido principal

Mi acreditación a cátedra

Hoy comparto con mis lectores de blog una buena noticia en lo personal: he recibido la acreditación a catedrático de universidad, en el área de Filología Inglesa. Me lo comunicaron hace unas semanas, pero se ha hecho público hace una. No es el final del camino, por supuesto, pero es un paso decisivo. Por favor, alégrate conmigo.

Hubo un tiempo en la universidad española en que una persona podía llegar a la cátedra si jugaba bien sus cartas, aunque no contara con una destacada producción académica de libros y artículos, docencia, u otros méritos. Supongo que el sistema actual, mediante el que una agencia centralizada (la imponente ANECA) otorga la acreditación a la categoría profesional tras un exigente proceso de análisis de méritos, resulta más objetivo y equitativo. Pero no está exento de riesgos.

Si tuviera que diagnosticar los peligros que acechan a la educación actual, en sus diversos niveles, uno sería la menguante autonomía del docente para ejercer su magisterio. En esta cuestión influyen varios factores, que apuntan a una endémica desconfianza de los organismos públicos en el buen criterio de la persona que ha accedido al puesto docente y lo desempeña como mejor sabe. Por ejemplo, a lo largo de su vida laboral, el profesor está sometido continuamente a numerosas evaluaciones, de cuyos resultados favorables depende que su trayectoria no se estrelle.

Que yo sepa, los profesores universitarios resultamos ser los únicos profesionales que somos juzgados, varias veces cada cuatro meses, por las personas a las que tenemos el deber de juzgar, creándose así un bucle que no redunda precisamente en la necesaria autonomía evaluadora. ¿Qué pasaría si la carrera de un juez dependiera de las evaluaciones favorables de la mayoría de sus “clientes”, tanto los absueltos como los condenados? Pues bien, un profesor actual se la juega si suspende a más de la cuenta (es decir, a los que se lo merezcan). La tentación próxima es la manga ancha, y que quien venga detrás arree. ¿Conocéis a alguna persona cuya obtención de un grado universitario os haya sorprendido por inmerecida?Aquí podría estar una clave.

Pero en fin, cómo soy. Ni siquiera en este día de celebración y ufanía me puedo quedar calladito. En otra ocasión desarrollaré estas ideas (ya esbozadas hace años, en una serie con la pasión de un yo más joven y fogoso). Hoy, si me aprecias, celebra conmigo mi acreditación a cátedra. Con un buen rioja, si puede ser.

 



Comentarios

Entradas populares de este blog

Cuentos en la escuela del futuro

A propósito de mi entrada de la semana pasada , no puedo reprimir el impulso de reproducir el principio de la escena de Solo yo me salvo  en la que el anciano Malaquías Winkle, quien ha vivido recluido en las últimas décadas de un futuro no muy lejano, visita una escuela. NOTA: Puede haber alguna expresión lingüística que el hablante de castellano de 2019 aún no domina. Se ruega, pues, paciencia.           —A tent@s a lo que viene. Caperucita Progresista se acercaba a casa de su abuelita, una ciudadana cronoavanzada pero en pleno dominio de sus facultades y consciente de sus derechos y obligaciones como ciudadana de una república tolerante, cuando se le acercó el lobo interesándose por los contenidos de su multitáper. Su pregunta no podía en absoluto ser catalogada como indebida ingerencia en las opciones libres de adquisición, sino más bien justificada por la indigencia de un animal marginal infraalimentado, inse...

El silencio de Franz Jalics (1927-2021)

Hace unos días falleció un autor que me ha dejado huella; se trata de Franz Jalics (1927 -2021), jesuita y místico húngaro, impulsor de la meditación contemplativa como un camino de buscar a Dios no tanto a través del raciocinio o de la acción, o siquiera del sentimiento, sino a través de la percepción. Su obra más representativa, donde expone este sugerente camino con extraordinaria pedagogía, es Ejercicios de contemplación , un libro para leer en pequeñas dosis. De joven Jalics sirvió en el ejército húngaro durante la Segunda Guerra Mundial y allí, según expone en el citado libro, experimentó las primeras llamadas a poner su vida en manos de la Presencia que le susurraba que seguía estando allí a pesar del tremebundo y deprimente galimatías en que se había convertido la Historia contemporánea. Años después, ya jesuita, fue destinado a Buenos Aires, donde trabajó entre la población desfavorecida del Bajo Flores. Allí, en 1976, fue secuestrado por la dictadura argentina junto con otro ...

TIEMPO DE DUDAS

Adjunto versión abreviada de la reseña aparecida en Fábula 31 de Mientras ella sea clara , firmada por Gonzalo Martínez Camino, profesor del departamento de Filología de la Universidad de Cantabria. Obviamente, el hecho de que reproduzca reseñas en este blog no implica que esté en total acuerdo con todo lo que se dice. Tampoco estoy en desacuerdo con lo que dice el profesor M. Camino, que conste. Hasta la fecha no me he enfrentado aún a la reseña denigrante o humillante. No sé si la reproduciré aquí cuando llegue el momento, ya os contaré.  En este caso, el haber abreviado la reseña se debe al sencillo motivo de que es muy extensa, y a veces el lector de reseñas no tiene tanta paciencia. TIEMPO DE DUDAS             (…) Esta no es una novela sobre los entresijos psicológicos de Clara y mucho menos una bildungsroman : su historia no es la de la construcción de un carácter, sino la de un lío en la que un personaje ya hech...