En una entrada reciente utilicé la imagen del líder militar que manda alegremente a sus soldados a morir en el frente mientras él se toma su café, copa y puro, no ya en la colina-observatorio, que eso implicaría cierta proximidad, sino en la seguridad de su búnker. La analogía era aplicable a los gobernantes que, a veces con demasiada improvisación, privan a miles de familias de su medio de vida por una implantación rigorista de medidas restrictivas; y sugería que, en los casos de extrema necesidad, convendría que el gobernante (-anta) predicara con el ejemplo y se suspendiera de sueldo mientras se obligaba a sus gobernados a permanecer en tales condiciones.
La ingenuidad aquí era deliberada, claro, pero ha demostrado ser insuficiente. Jamás imaginé que el dirigente de mi región natal daría una vuelta de tuerca a este planteamiento. Don Miguel Ángel Revilla, presidente del Gobierno de Cantabria e invitado habitual de realities y talk-shows, se ha desmarcado respecto a sus homólogos de otras comunidades por su insistencia en cerrar la hostelería de su tierra. Así, desde octubre de 2020 hasta la fecha (con unos días de excepción en abril), en Cantabria nadie puede entrar al interior de bares o restaurantes. Una medida extrema, contestada y revocada en comunidades vecinas como el País Vasco, pero que Revilla mantiene con saña. Unos siete mil establecimientos, con sus respectivas familias dependientes, vienen sufriendo las consecuencias directas de esta restricción excesiva o acaso arbitraria, y tras más de medio año de inactividad (sumado a la de marzo-junio 2020), quienes no hayan quebrado ya no podrán aguantar mucho más.Pues bien, por supuesto que don Miguel Ángel no solo no se ha suspendido de sueldo en este periodo (sospecho que no ha leído mi entrada), sino que el pasado miércoles fue pillado y grabado en el interior de un restaurante de postín, literalmente con su puro (y, suponemos, café y copa).
Para comentar este suceso y sus implicaciones sobran las palabras. Lo curioso es que el señor Revilla se había labrado una reputación como el líder autonómico mejor valorado; ha sido elegido cuatro mandatos, el último casi con mayoría absoluta; sale en numerosos programas de la tele, y escribe bestsellers en el Grupo Planeta relatando anécdotas jocosas sobre Angela Merkel y el rey emérito. La publicidad del grupo afirma que ha vendido 450.000 ejemplares. De su último libro, Por qué no nos queremos, en el que aborda varios temas de actualidad, la contraportada asegura que escribe “sin morderse la lengua…, pese a quien pese, porque «a mis setenta y siete años paso de casi todo, salvo de la necesidad de estar tranquilo con mi conciencia»”.
En fin, deseamos de todo corazón al señor Revilla que siga tranquilo con su conciencia. Es un sentimiento puro. Y dale.
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