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Con Atxaga en San Millán


Facanos Deus Omnipotes /tal serbitio fere ke /denante ela sua face
gaudioso segamus

Al final salimos a la calle.

Era importante que hubiera calma tras la tormenta. Que la vida renaciera tras la pérdida –de seres queridos, de esperanza, de libertad… Era más que nunca necesario que reapareciera esta revista literaria para recordar que la escritura nos hace libres, a pesar de todo. Gaudioso segamus. Y esta vez compartió nuestra alegría un grande de las letras castellanas y vascas, Bernardo Atxaga, en el soleado paraje que representa el nacimiento de ambas lenguas, San Millán de la Cogolla.

Traducido a 34 lenguas y con muchos premios a sus espaldas, el último el Nacional de las Letras 2019 “por su contribución fundamental a la modernización y a la proyección internacional de las lenguas vasca y castellana”, según destacó el jurado, Bernardo Atxaga es el perfecto story-teller, el raconteur por antonomasia. Su obra abunda en historias hechas de historias, que, a modo de cajas chinas, nos muestran la permanencia de las experiencias vividas, de los vínculos interpersonales más allá de la distancia espacio-temporal, de nuestras emociones y miedos. El suyo es un realismo hermanado con lo mitológico, un canto a la tierra (en su caso vasca) trufado de singulares descripciones de ambientes, de costumbres, personajes, vestimentas… Y todo ello con un personalísimo toque de humor y de ternura.

Bien equipados con mascarilla y con la conveniente distancia, escuchamos a Bernardo bajo la sombra de un fresco patio frente al Monasterio, un auténtico locus amoenus. Nos habló de las influencias no reconocibles en su dilatada trayectoria, que ahora, echando la vista atrás, empieza a reconocer. Pendiente de sus palabras, que encontraban eco en el piar de los gorriones que escuchaban y acaso comentaban, se nos esfumaron los noventa minutos. Luego rematamos la celebración con un vino español y picoteo. Una forma de recordar a nuestros lectores que una revista es mucho más que unas páginas cosidas, y que nos alegra mucho volverá a vernos.

Pues eso. Jzioqui dugu. Y que sea por mucho tiempo.

Fotos: Mario Pérez e Irene Castellanos 

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