El pasado lunes 3 de junio clausuramos el VII Curso de
Crítica y Creación Literarias, con la presencia de Sergio del Molino. Puedo
decir que, si en el pasado quedé bastante contento de los seis cursos similares
que organicé, de este he acabado especialmente satisfecho. Los ocho invitados
han aportado perspectivas personales y complementarias, pero siempre fascinantes,
y los asistentes han seguido las sesiones con palpable entusiasmo. Como dato
significativo, ha habido varios que se han desplazado cada lunes desde
localidades lejanas, inclusive más de una hora en coche, y en concreto uno de ellos
tuvo que hacer noche en Logroño en un alojamiento y volver a su casa en autobús
a la mañana siguiente. Esto es interés, y me alegro de que el cariño con el que
hemos montado el curso encontrara eco en estos asistentes. Desde el punto de
vista técnico, todo salió a la perfección, y el personal de Ibercaja se
comportó con la profesionalidad y amabilidad que les caracteriza.
Como estoy en fiestas locales riojanas no dispongo de mucho
tiempo para glosar algunas de las intervenciones más destacadas; tampoco sé si
debería hacer lo propio con cada una en particular o solo una impresión global.
Cada sesión duró dos horas seguidas, sin descanso, y fueron muy intensas. Probablemente
haga algún resumen subjetivo en entradas venideras, pero hasta entonces tan
solo remataré esta brevísima anotación recordando una obviedad: que cuando
escuchas a personas que tienen mucho que contar, el tiempo transcurre en un
suspiro. Y además, aprendes.
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