No hace mucho acompañé a una persona cercana a una de esas sedes de la administración pública a las que uno no va porque se aburra más allá de lo soportable, o para fomentar la vida social, ya me entendéis. O, dicho de otro modo, a una de esas sedes donde, si has tardado un día en pagar los 5 euros que se supone que adeudas por un nuevo impuesto que algún mandatario se ha sacado de la chistera, te ponen una sanción medicinal de 100 euros, y, aunque tengas una bisabuela catalana, nadie te va a conceder amnistía. Pues eso, cuando entramos mi acompañante y yo, un joven guarda de seguridad en la puerta, entiendo que siguiendo instrucciones, nos preguntó si habíamos pedido cita. Desde ese punto pude contemplar la estancia entera, y comprobé que había unos diez o doce funcionarios afanados en sus labores o en sus diálogos, pero que no había ni un solo ciudadano de a pie haciendo uso del servicio de atención. El joven guarda nos miró con tristeza y nos recordó que, sin duda siguiendo ins...
Comentarios, reflexiones y noticias. Mis novelas, relatos breves, traducciones y poemas.