Una más de las facetas en las que quizá la Nueva (A)normalidad ha empañado la confianza en el prójimo afecta a la relación de la ciudadanía honrada con las fuerzas del orden. En efecto, si antes a los ciudadanos de bien (la mayoría) nunca les intimidaba la presencia de un coche patrulla de la policía, ahora son varios los que me dicen que se desazonan cuando lo ven acercarse. Quizá su mascarilla se ha deslizado bajo la nariz y piensan que les caerá una sanción, o recuerdan amonestaciones, multas o incluso cárcel por salir de noche durante el confinamiento, o por pasarse del kilómetro a la redonda que limitaba las fronteras en las fases intermedias. O quizá, en otro orden de cosas, temen sanciones por llevar una chaqueta en la bandeja trasera del coche, por fumar un cigarrillo en la calle, por lavar el vehículo en lugar público, o incluso (¿será verdad?) por llevar una bandera española.
Me imagino la cara que se le puede quedar a un honrado ciudadano que ha salido unos días de viaje, acaso por trabajo, al que recientemente le han caído dos o tres de estas nuevas sanciones, y que, al ir a abrir de nuevo su casa, se da cuenta de que hay un puñado de okupas dentro. Le han cambiado la cerradura hace más de 48 horas, y por tanto la ley considera que ahora es la morada de los ocupantes y se les aplica el derecho de inviolabilidad del domicilio. Si el propietario intenta cortar los suministros básicos y volver a entrar en su vivienda, los okupas podrán denunciarle por allanamiento de morada o coacción. Solo puede recuperar su hogar mediante un proceso judicial; es decir, que tendrá que echarle mucha paciencia y pasar varios meses en la habitación del hotel.
También me viene a la cabeza, al pensar en estos temas, la noticia de esta semana según la cual el Ministerio de Justicia comenzará a tramitar los indultos a los acusados de sedición en Cataluña. No me pueden negar que lo predije, ¿verdad?
O sea, la conclusión es nítida. Si usted ha decidido ser ilegal, no se contente con bagatelas del tres al cuarto. Piense a lo grande (“think big!”). Okupe propiedad privada o cometa sedición. Como dirían los latinos, Audaces fortuna (et justicia) iuvat!
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