Hace unos días me enteré de la publicación de esta reseña de Solo yo me salvo en el suplemento cultural del Diario Montañés, hace más de un año. La reproduzco aquí como preparación para el coloquio que tendremos sobre esa novela mañana jueves, 26 de diciembre, a las 19.39, en la Librería Espacio Kattigara de Santander (c/ San Luis 5). Todo el que lea esto está invitado.
Hace unos días falleció un autor que me ha dejado huella; se trata de Franz Jalics (1927 -2021), jesuita y místico húngaro, impulsor de la meditación contemplativa como un camino de buscar a Dios no tanto a través del raciocinio o de la acción, o siquiera del sentimiento, sino a través de la percepción. Su obra más representativa, donde expone este sugerente camino con extraordinaria pedagogía, es Ejercicios de contemplación , un libro para leer en pequeñas dosis. De joven Jalics sirvió en el ejército húngaro durante la Segunda Guerra Mundial y allí, según expone en el citado libro, experimentó las primeras llamadas a poner su vida en manos de la Presencia que le susurraba que seguía estando allí a pesar del tremebundo y deprimente galimatías en que se había convertido la Historia contemporánea. Años después, ya jesuita, fue destinado a Buenos Aires, donde trabajó entre la población desfavorecida del Bajo Flores. Allí, en 1976, fue secuestrado por la dictadura argentina junto con otro ...
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