En los últimos años, Logroño se ha convertido en una capital cultural de primer orden. Además de alojar encuentros de relevancia nacional como los festivales Actual, Cuéntalo, Concéntrico, y tantos otros, sorprende la densidad de actos culturales que se celebran aquí cada día del año. En el ámbito literario, rara es la semana en la que no se presentan varios libros en los diferentes foros de librerías, bibliotecas y centros culturales. Esta coincidencia, que tanto enriquece el cultivo del espíritu entre nuestros conciudadanos, conlleva la minúscula pega de que es fácil contraprogramar eventos de un perfil similar en la franja vespertina habitual. Por este motivo, entiendo que en ocasiones a los medios les resulte arduo priorizar, incluso cubrir, todo lo que se celebra por aquí.
Por eso hoy quisiera recordar un reciente alumbramiento que
acaso ha pasado más desapercibido de lo que merecería: la presentación del número
56 de la revista literaria Fábula, el pasado diciembre, un especial dedicado a la
intersección entre cine y literatura sabiamente capitaneado por su nuevo
director, Gregorio Clavijo. Además de la calidad de sus colaboraciones y la
belleza de su diseño, la aparición de cada nueva entrega de la revista
literaria más longeva de la historia de La Rioja, que en 2025 cumple
veintinueve años de vida ininterrumpidos, ya debería ser de por sí motivo de
celebración para toda persona sensible al hecho literario.
Coeditada por la Asociación Riojana de Lectores, Escritores
y Artistas (ARLEA) y por la Universidad de La Rioja, a lo largo de su larga existencia Fábula
viene dando voz a multitud de autores, cientos de ellos riojanos (pero…
¿existen tantos en nuestra tierra? Sí, sí). Aunque en cada número cuenta con
colaboraciones y padrinos de renombre, su vocación es dar a conocer la obra
meritoria de quienes no abren las pesadas puertas del mundo editorial, los
lectores que escriben. Y en esta tarea, Fábula ha hecho historia.
Cualquiera que se moleste en repasar sus números desde 1996 comprobará que se
estrenaron en sus páginas varios autores que luego hicieron un nombre, tanto a
nivel nacional como local. En cualquier caso, la eventual conquista del Parnaso
resulta algo secundario: lo importante es que una revista como Fábula
promueve la existencia de una comunidad de lectores y creadores que comparte su
amor por la palabra escrita; una comunidad abierta, ajena a los clanes tan
frecuentes en estos ámbitos. Y no me cabe duda de que ha sido un factor más en
el florecimiento literario que percibo en nuestra tierra desde hace años.
El secreto de la longevidad de Fábula es que tras
ella hay un equipo de voluntarios entusiastas trabajando por amor al arte. Si
cobraran por lo que hacen, el presupuesto de la publicación se dispararía y
acabaría siendo inviable. No me queda espacio para nombrar a quienes hacen
posible que existan milagritos como Fábula, así que remito a loscréditos de este número 56, pero aprovecho para agradecerles que sean
transmisores desinteresados de cultura. La lectura y la creación nos hacen un
poco más libres. O un mucho. Gracias.
Aparecido en La Rioja, 10 enero 2025
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