El pasado domingo
unos cinco mil opositores a puestos informativos de RTVE, algunos venidos de
muy lejos, fueron enviados de vuelta a sus casas veinte minutos antes del
inicio de la prueba. Esta se cancelaba porque se había filtrado más del 80% de
las preguntas, según denunció el sindicato USO.
De momento no conocemos al responsable de esta filtración.
Si esto fuera una novela de Agatha Christie, seguro que Poirot habría reunido
en la biblioteca de la mansión a los cinco miembros del misterioso “comité
específico” encargado de elaborar la prueba, y habría desenmascarado al
culpable a partir de alguna pista decisiva. Pero también se podría tratar de un
conato de rebeldía de la IA, pues la selección final de las preguntas
propuestas la llevó a cabo una máquina inteligente. O también podría venir de
una mano negra ajena a la organización, aunque no demasiado, supongo. En
definitiva, un verdadero misterio.
Lo que agrava el asunto es que [...] tal filtración es una más entre varias irregularidades que conforman
el historial reciente de esta oposición. Ya en octubre de 2023 la Audiencia
Nacional declaró nula la baremación que estableció al inicio la Corporación de
RTVE porque favorecía claramente a los interinos. Más tarde, en agosto del
presente, se produjo un fallo de seguridad relacionado con la descarga no
autorizada de documentación, lo que provocó que cientos de datos personales
quedaran al descubierto.
A la vista de estas irregularidades, alguna mente suspicaz
podría sospechar que cierta oscura inteligencia, artificial o no, pretende
influir en la contratación de personal informativo de RTVE. Si mi querida Jane
Austen me perdona la cita fake, “es una verdad universalmente conocida que todo
poder político necesita una televisión”. El abuso de la influencia de quienes
rigen nuestros destinos en los enfoques informativos del ente público es
algo que la realidad cotidiana, por desgracia, no acaba de desmentir, una
tendencia que el partido opositor siempre suele denunciar hasta el preciso
momento en que pasa al otro lado de la barricada.
Salvo que se trate de una impenitente chapuza propia del universo mortadelifilemónico, tales irregularidades podrían apuntar (de nuevo ante una mente suspicaz) a que, de entre esos cinco mil aspirantes, había un puñado que eran de antemano los elegidos (the chosen), aunque nunca sabremos quiénes estaban destinados a la gloria frustrada. No es una sospecha tan insensata. La información de un medio dependiente del poder estará bien orientada si los directivos designados son hábiles para imponer la ideología correcta, la formación del espíritu nacional que corresponda a cada época. Pero a veces puede pasar que haya alguno o alguna del personal de a pie, contratado por concurso u oposición pública, que discrepe de las directrices. Alguien que venga a poner palitos en las ruedas, o, si se me perdona la vulgaridad, a joder la marrana. Ante esta eventualidad, cuánto mejor sería para quien manda que el personal funcionario que elabora la información ya sepa las preguntas de antemano. O, más importante aún, que sepa las respuestas.
Aparecido en La Rioja, 4 octubre 2024.
Comentarios
Publicar un comentario