Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de julio, 2024

Cómo erradicar la corrupción

Es natural que a los ciudadanos honrados nos repugne tanto la corrupción. Si algo caracteriza las democracias occidentales es que resultan bastante caras al bolsillo del contribuyente, y ya que pagamos tantos impuestos para que las instituciones funcionen y nuestros representantes nos representen, es escandaloso que algunos listillos aprovechen la confianza que hemos depositado en ellos, o en quienes los han nombrado, para enriquecerse a nuestra costa. Pero el ser humano sigue teniendo su lado oscuro, y lo que es peor, en no pocas ocasiones sigue dejándose arrastrar por este. Por eso, me atrevo a proponer unas pocas medidas que espero ayuden a gobernantes en su sincera lucha para erradicar la corrupción. La primera, si alguna persona cercana al partido en el poder (incluyendo cercanía íntima) es acusada de corrupción, la primera medida debe ser demostrar que tales acusaciones son infames bulos o fakes de la rivalidad opositora o de la prensa sensacionalista (valga la redundancia). Cu

Kagame

La semana pasada escribí sobre el rostro que más aparece en la prensa escrita (de los diarios de Vocento, al menos), sin que acaso millones de lectores se fijen en él. Siguiendo con este tema apasionante, la recurrencia de personas o motivos en los medios, esta semana he reparado en una notita escondida en las páginas de Internacional: el presidente de Ruanda, Paul Kagame, ha renovado por cuarta vez su mandato, tras haber conseguido el 99,18 % de los votos. Kagame ( prohibido el chiste fácil en este respetable foro) lleva siendo presidente de Ruanda desde hace tres décadas. Parecía difícil superar sus resultados de las últimas elecciones hace siete años, un 98,79 %, pero todo es posible si se tiene fe. Debe de ser muy querido por su pueblo, pues nunca ha bajado del 93 %. De hecho, sus dos únicos contrincantes consiguieron tan solo calderilla, poco más que los votos de amigos y familiares: un 0,53% Habineza, del Partido Verde, y un 0,32 % Mpayimana, independiente. Sin embargo, obser

¿Quién es el Fantasma?

¿Os habéis preguntado alguna vez quién es el rostro que más aparece en las páginas de nuestro periódico habitual? Puede ser interesante planteárnoslo, acaso como indicador de la importancia de tal presencia en nuestras vidas. Una respuesta obvia sería Pedro Sánchez, que para eso es el presidente del Gobierno y tiene que bregar en diferentes frentes. Hay que admitir que, a pesar de los muchos líos en los que se mete, don Pedro conserva una aceptable imagen gráfica, un mérito que supongo tendrá que compartir con ese puñado de asesores (447 según las fuentes) que le orientan en el Ministerio de Presidencia. Quizá no le vaya a la zaga en presencia mediática su amigo Carles Puigdemont, un hombre cabal que sabe que el mundo gira a su alrededor, como no puede ser de otro modo. Puede también pensarse que, en un periódico de ámbito [riojano], los mandatarios locales tienen la obligación institucional de chupar algo de cámara. A este respecto, Gonzalo Capellán se me antoja algo más sobrio qu

Los derechos de las personas zurdas

Quisiera aprovechar estos días en que todos tenemos una mayor conciencia de la diversidad para sugerir una modesta proposición relativa a la discriminación que sufren las personas zurdas. No me refiero, por supuesto, a nada que tenga que ver con opciones políticas, sino a la condición zurda en el sentido más físico de la palabra: las personas que escriben, dibujan, manejan el ratón del ordenador, etc. con la mano izquierda. Sin duda, la sociedad tiene con ellas una dilatada deuda histórica que va siendo hora de reparar. Empezaré confesando que yo soy zurdo. Hasta ahora no me había atrevido a declararlo abiertamente, cohibido ante la discriminación a la que se nos somete, descarada o sutilmente, desde tiempo inmemorial: los hábitos de escritura, el saludo universal tendiendo la mano derecha, el mobiliario de las aulas y salones (pensemos en la bandeja de las sillas-pupitre), el diseño de instrumentos musicales, o el de los mismos automóviles. De una forma u otra se nos ha impuesto que