Este martes 21 de junio se presentó en sociedad el número 51 de la revista literaria Fábula, la primera de una nueva etapa, léase, con Evelyn Pérez de directora sucediendo al que esto suscribe. También estrenamos diseñadora, Begoña Sáiz de Murieta, aunque manteniendo el formato impulsado por el saliente, César León. Además, volvimos a celebrar el evento en un foro con mucha tradición en la historia fabulística, el Centro Ibercaja de Portales. Esta vez el padrino fue Carlos Castán, autor de excelentes relatos breves, recientemente antologado en Páginas de Espuma, quien presentó la revista y pronunció una charla sobre la escritura como el arte de esta solo.
Nunca había coincidido antes con Carlos Castán y me impresionó su sencillez y cercanía. Espoleado por el polifacético Goyo Clavijo (quien para preparar los cinco minutos de introducción al autor se había leído toda su obra cuentística!), el invitado nos desveló algunos elementos biográficos de su trayectoria. Quizá el más personal fuera cómo se decidió a publicar sus escritos inéditos tras la crisis provocada por la muerte de un hermano con quien estaba muy unido, abrumado por el pensamiento de que él también podría irse de este mundo sin dejar huella escrita. A continuación expuso un puñado de reflexiones sobre la escritura como fruto de la soledad sacadas de su propia experiencia. Nos dejó abundante material para dar vueltas, y alguna que otra frase memorable, como esa de que nos acabamos enamorando de la persona que “compra” (acepta, da crédito a) nuestra historia personal.
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Foto Irene Castellanos |
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