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ASUR y los XIV Premios del Consejo Social

Este viernes 17 de junio se entregaron los galardones de la XIV edición de los premios del Consejo Social de la Universidad de La Rioja. Fue a las 12:00 en el Salón de Actos del Edificio Politécnico del campus, con la asistencia de la presidenta del Gobierno de La Rioja, la delegada del Gobierno, el alcalde de Logroño, y otras autoridades, además del rector y otros cargos académicos.

No soy muy dado a asistir a tales fastos, pero en esta ocasión tenía una buena excusa: recoger un galardón en nombre de la asociación Ayuda Social Universitaria de La Rioja (ASUR), que presido desde su fundación en 1995. Se trata del premio a la colaboración Universidad-Sociedad, compartido este año con la Asociación Española contra el Cáncer.

Foto UR
A diferencia de los otros galardones, este tiene un carácter honorífico sin dotación económica. Pero, a cambio, a los dos representantes de sendas entidades nos dejaron pronunciar unas palabras en el evento. En mi turno expresé nuestra satisfacción por compartir el premio con una asociación que tanto bien hace a  la sociedad, y a continuación me remonté a los comienzos de ASUR en 1995, cuando la Universidad de La Rioja llevaba apenas tres años de vida. Ya entonces quienes fundamos ASUR estábamos persuadidos de que el voluntariado era una asignatura necesaria, y desde entonces, sin ser parte institucional de la UR pero integrados plenamente en el campus, nuestra asociación ha promovido la captación, formación, seguimiento y apoyo de miles de voluntarios universitarios que se han comprometido en proyectos a través de ASUR.

Es propio del espíritu joven querer hacer un mundo mejor, dejarlo un poco mejor de cómo lo encontramos, y esto es algo que llevo presenciando a lo largo de todos estos años. Reconozco que me emocioné recordando cómo me rejuvenece y edifica ver cada curso nuevas promociones de estudiantes que entregan su tiempo y sus energías desinteresadamente. Y también ver alguno de los frutos, aunque somos conscientes de que solo se ve una puntita del iceberg. Así, por ejemplo, es conmovedor ver que jóvenes que en su día fueron menores beneficiarios del programa de apoyo escolar, con el tiempo superan sus dificultades de aprendizaje y consiguen llegar a la universidad, y a su vez se prestan para hacer con otros lo mismo que en su día hicieron con ellos. En este punto, me costó reprimir la lagrimita.

Concluí agradeciendo al Consejo Social el galardón, como no podía ser de otra manera, pero también a los miles de voluntarios que han trabajado con nosotros, y a quienes me han acompañado en la organización de ASUR, en especial a los de la junta actual –Gema, Cecilia, Sergio, José Mari—y a las eficientísimas coordinadoras Isabel y Laura. Con este equipo no me extraña que nos hayan concedido el premio, así como en 2011 nos dieron el Alma Solidaria del Diario La Rioja, y en 2020 el premio de ámbito nacional ABC Solidario.

Y, aunque no nos importaría que en el futuro cayeran más reconocimientos, porque siempre anima, sé que los auténticos reconocimientos nunca saldrán en la prensa. Ni siquiera nos enteraremos. Ellas, las personas que importan, sí se enterarán. 

El personal de ASUR y AECC

 

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