Ayer asistí a la representación en Logroño de El hombre almohada , adaptada por David Serrano del original The Pillowman (2003), del británico Martin McDonagh. Una obra desgarradora sobre el maltrato infantil, en la que un joven con discapacidad intelectual es acusado de varios infanticidios inspirados en ciertos relatos escritos por su hermana mayor. Por una macabra ironía, la única representación de esta obra en nuestra tierra se ha llevado a cabo tres días después de la terrible noticia del asesinato de un niño a manos de un perturbado con un escalofriante historial criminal. Supongo que ninguno de los que estábamos anoche en el teatro Bretón de los Herreros podía quitarse de la cabeza la inquietante analogía. Pero, mientras en el anónimo estado policial en el que se desenvuelve la acción, la policía está presta a ejecutar al sospechoso en la misma tarde de su arresto, en nuestra realidad el asesino que violó y apuñaló salvajemente a una joven en 1998, paseaba hace cuatro días por
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