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NOVELISTA EMBARAZADO


Tal como anuncié en mi entrada pasada, por fin esta semana me he animado a emprender la que, si consigo terminarla, será mi quinta novela. Es un anuncio excesivamente anticipado pues, a juzgar por mis antecedentes, no creo que vea la luz hasta dentro de cuatro o cinco años. Pero me conviene anunciar mis proyectos novelísticos para obligarme a terminarlos, como hice desde la solapa de mi primer libro de relatos (1998) donde anuncié la preparación de Calle Menor (2004).

Si entonces y en otras ocasiones este sencillo truco me resultó provechoso, ahora quizá sea aún más necesario, pues escribir una novela requiere un esfuerzo ingente de concentración, algo que cada vez me resulta más arduo. No es infrecuente que los escritores profesionalizados se retiren unos meses a sus pisos francos para desconectar del mundo, pero los de mi segmento tenemos que conciliar este esfuerzo imaginativo con la vida familiar (la mía es exigente) y profesional (que en mi caso implica actividades también creativas como la docencia y la investigación)­­, además de otro sinfín de “extraescolares” que sería superfluo enumerar aquí (valgan como ejemplo para los muy curiosos mi dedicación a la revista Fábula o a la asociación de voluntariado universitario ASUR). O sea, que la distracción se cierne por doquier.

Han pasado unos cinco años desde que concluí la elaboración de mi última novela. En este tiempo me he centrado en otros proyectos académicos, aunque he seguido canalizando el pequeño arroyo de inspiración creativa dentro del género del microrrelato, bastante compatible con los otros menesteres. Pero la novela exige continuidad y exclusividad, aunque sea de una índole tan relativa como me permitan mis circunstancias personales.

A cambio, escribir una novela es una aventura gozosa, en la que el creador se sumerge en un universo de su invención que le lleva por derroteros imaginativos imprevistos. Ese es un ingrediente fundamental que, a los que no vivimos de esto, nos mueve a perseverar en una tarea tan poco rentable.

No es conveniente adelantar tramas, así que no me tiréis de la lengua. Solo diré que reaparece el estrafalario subinspector Mariana (Descubre por qué te mato) mano a mano con el pomposo profesor Millán Ayuso (Calle Menor), o sea, que va a haber algo de ficción detectivesca y un poco de ficción académica. Y también diré que, si mi corazón partío me ha movido a ubicar dos de mis cuatro novelas publicadas en Santander y dos en Logroño, esta quinta lo hará en ambas localidades. No diré más. De momento.



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