A pesar del obvio tono de mi anterior entrada, lo cierto es
que para el viajero en tierra ajena el móvil viene caído del Cielo. Aunque sea
también arma de doble filo, te ayuda a seguir en casa aunque estés fuera;
Google Maps –el mejor invento después de la rueda y la lavadora– evita que me extravíe
cada día; y la aplicación de radio me alivia los grandes desplazamientos,
además de que permite “hacer oído”.
Sirva esto de preámbulo para comentar un reportaje escuchado
hoy en la BBC
dedicado a las creencias religiosas de las nuevas generaciones irreligiosas. El
punto de partida era un reciente estudio según el cual, por primera vez en la
historia conocida, más de la mitad de la población británica declara no tener
religión. El porcentaje crece, como es previsible, a medida que desciende la
edad, y se dispara por debajo de los 30. En España no creo que lleguemos a
estas cifras… aún. Para bien y/o para mal, en muchos aspectos sociológicos el
Reino Unido es una avanzadilla de países como el nuestro.
Pero el reportaje contrastaba estos datos con algunas
paradojas. Basándose en un corpus de mensajes en redes sociales ante tragedias
o atentados, constataba que muchos jóvenes piden oraciones en sus textos, o
asimilan la marcha de sus seres queridos con un nuevo estado en el más allá. En
este sentido, hay un aumento patente de creencia en los ángeles y en los
espíritus entre el segmento poblacional que se declara más irreligioso.
Por supuesto, se citó la famosa frase de Chesterton que
viene a decir que cuando el hombre deja de creer en Dios acaba creyendo en
cualquier cosa. Pero también se matizó que declararse sin religión no equivale
a declararse ateo. De hecho, según este estudio, el ateísmo recalcitrante está
en franca decadencia, dejando paso a la duda, la indiferencia, o a la
desvinculación de religiones formales, a una espiritualidad “abierta” o “a la
carta”, en la que cada uno escoge los elementos que le atraen de las diversas propuestas.
¿Es esto un avance en la madurez intelectual contemporánea,
o un síntoma de individualismo y búsqueda de lo fácil? Habría que pensarlo.
Creo que también interviene la franca decadencia que sufre el concepto de
autoridad en nuestra sociedad, lo que va unido a una gran desconfianza en quien
antaño la detentaba. Este fenómeno, que está detrás de la crisis que atraviesa
la educación (mucho más grave que los recortes), tiene también repercusión en
la práctica de la religión establecida.
Supongo que habrá espiritualidades que se adapten mejor a la
moda, pero la que ha sido la fe mayoritaria en nuestro país durante siglos mantiene
que ha sido revelada. Por tanto, unificada por el envoltorio del amor al
creador y a la criatura, ofrece un pack bastante definido. No se deja
fragmentar bien.
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