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No hay más que una

Hoy, día de la Madre, resucito un antiguo relato de cuando la gente se escribía cartas. No sé qué tal habrá envejecido...


NO HAY MAS QUE UNA


            Qué lata de correo, todos los días cientos de propagandas que ni te interesan ni te sirven para nada. Ya podrían gastarse los dineros en algo más de provecho, no te digo. En fin, lo que es yo, no pienso despertar a Tinín para darle esta carta, desde luego que no. Con lo lindo que está mi niño ahí todo dormidito, soñando con los angelitos, como cuando era pequeñín. No, yo no le despierto, de ninguna manera, qué ganas de molestar tienen esos amigotes.
           Y eso que he procurado que Tinín no se echara muchos amigotes porque ya sabes cómo son los niños de ahora, que en seguida se las saben todas, son unos granujas y unos pícaros de tomo y lomo, te lo digo yo, que no tengo un pelo de tonta, ni nunca lo he tenido, mucho ojo. Y es que ahora saben mucho más del sexo y todas esas cosas, pero lo que es madurar, mucho más inmaduros que los de antes, te lo digo yo. Antes nos enterábamos de las cosas de la vida cuando teníamos que enterarnos, ni más ni menos, pero lo que es ahora, es que estos niños que no saben por dónde les da el aire ya se creen que por ver cuatro escenitas de cama en la tele... Pues eso, que los niños de ahora no son buena compañía, y por eso yo siempre he procurado que mi Tinín no se hiciera muchos amigotes, que conmigo y su padre ya tenía bastante, vaya que si nos desvivíamos por él, y luego conmigo sola, cuando el canalla de Federico se marchó, también tenía bastante, que vaya que me ha dado guerra la bendita criatura, tener que hacer yo de padre y de madre y tener que sacarle adelante yo sola a base de cariño maternal y fortaleza paternal, vaya que sí.
            Pero yo creo que lo he hecho bastante bien hasta ahora, ¿no?, no me ha salido mal chico de momento, y si te digo la verdad no creo que se vaya a echar a perder, mi Tinín, que siempre ha sido un niño adorable, un encanto, siempre me lo han dicho las vecinas. ¿Te acuerdas de Paca, la que trabajaba en los ultramarinos de abajo? Siempre le echaba unas flores que ni veas, que si vaya niño tan tranquilín, que si no llora nunca ni nada, que si parece un ángel caído del cielo... Que no, que Tinín no se me echa a perder, de eso me encargo yo.
            Y es que todo eso de los niños de ahora se debe mucho a que las madres son unas dejadas y unas pendones. Fijo. Si habrían tenido que partirse la espalda sacando adelante a sus hijos como yo con Tinín no estarían por ahí tan preocupadas de que si la manicura, de que si la peluquería de los miércoles, que si un modelito más preto... Es que las madres de ahora no sé en que piensan, te lo digo de verdad. Una madre se debe a sus hijos, que para eso los ha traído al mundo, leñe, y deben de ser su principal preocupación: educarles y cuidarles a lo largo de toda su vida, sin tomarse nunca vacaciones. Ese es el destino de toda madre que se precie, y eso es lo que yo he procurado hacer toda mi vida, bien lo sabes.
            Y es que con unas madres tan dejadas y tan preocupadas sólo de sí mismas no me extraña que salgan esos hijos tan torcidos que ni sé. Por eso las salen así con pendientes, con coletas, sucios y maleducados, y de esos que le dan a la litrona desde los pocos años. Para eso Tinín ni gota de alcohol, te lo digo yo. Ya me he encargado yo bien de eso, ya.
            A todo esto, quién será ese tal Ambrosio, o Emilio, que le da tanto la lata. ¿No será ése que se iba a casar hace poco? Vaya prisas por casarse, los jóvenes de ahora, si es que no me extraña que luego haya tantos divorcios y tanta puñeta. Pero lo que es yo, no pienso ni despertar siquiera a Tinín para que lea la carta, ya la leerá luego si quiere. A ver.
            Si es lo que yo digo, con tanto niño inmaduro que se casa, no me extraña luego tanto divorcio. Lo del canalla de Federico es que no tiene nombre, pero ahí me tuviste a mí firme, sin ceder a sus excusas. Si se quiere ir, que se vaya por ahí, pero, lo que es yo, yo sigo en mi sitio, ¿entendido? A ver, no voy a seguir, qué poco me conoce.
            Lo que me pregunto es si debería de abrir la carta yo antes, no vaya a ser el típico amigote caradura que le empieza a meter ideas raras en la cabeza a mi Tinín. Ya sabes lo bueno que es, y que por eso precisamente igual es capaz de tragar lo que le echen. Si le conoceré yo… Y si alguno de esos amigotes le empieza a absorber el cerebro y que si patatín, que si patatán, y no... yo por ahí no paso.
            Sí, creo que será mejor que la abra y vea a ver qué dice.

            "Querido Martín", vaya con las confianzas de este tío. "Hace siglos que no tengo noticias tuyas. ¿Es que te ha tragado la tierra o qué? La boda, como comprenderás, salió fenomenal. Te esperamos hasta el último momento, pero tú sabrás por qué no pudiste venir." Pues Tinín no va porque no nos da la gana de que vaya, no te digo. "Además, te perdiste una barra libre generosa." Eso no sé a santo de qué viene. "Desde que volvimos de Jamaica la vida para mí tiene un color distinto. Es una maravilla estar casado." Qué cantidad de tonterías dice este memo, si sabré yo lo falsos que son los matrimonios de recién casados. Luego no se cumple nada de lo que se dice. Nada. "Te recomiendo que pases tú también por esta experiencia, que ya vas teniendo tus años. Es maravilloso. Me despido ya, pero escribe por fin de una vez, por favor, que nadie sabe nada de ti ¿Lo harás? Un abrazo, Emilio."
            Qué cosas tiene este sinvergüenza, sugerir a mi Tinín que se case... Ya se casará, cuando yo me haya ido y ya no tenga nadie en este mundo que le pueda cuidar. Pero hasta entonces ni maldita falta que le hace echarse novia, no te digo, qué ideas le meten los amigotes en la cabeza, habráse visto. Pues lo que es yo, voy a romper la carta pero ya, que una madre tiene que velar a toda hora para que a su hijo no le embauquen con las paparruchas que llegan por todas partes. Hala, ya está. A la basura, casamentero de las narices.
            Y pensar que por un momento se me pasó por la cabeza de despertar a Tinín para darle la carta... Si es que hasta una madre que se desvive tanto como yo tiene sus momentos de debilidad. Pero he de ser fuerte, porque una madre es una madre para siempre.
            Y yo a mi niño no le despierto pase lo que pase ahí afuera, y no me importa que siga durmiendo mucho mucho tiempo más, otros quince días más, porque Tinín está dormido ahí en su cama, ¿me entiendes?, está dormido, y ni a ti te permito que bromees con eso, ¿está claro? ¿Está claro?

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