ENCUENTROS LITERARIOS EN EL ATENEO RIOJANO,
1996-2001
En estos días de ordenar viejos papeles me he
encontrado con las memorias de actividades del Ateneo Riojano desde 1996 hasta
2001. ¡Qué tiempos! La entonces presidenta, Rosa Herreros Torrecilla, me fichó
con ese encanto suyo irresistible para que organizara los encuentros de autores
jóvenes (o no tanto) junto con Jesús Miguel Alonso Chavarri, matemático y
novelista.
No
fue tarea demasiado difícil. Eran los primeros años de la revista Fábula, que servía de catalizador de las
inquietudes del puñado de escritores que surgía en cada nueva hornada de
potenciales filólogos de la
Universidad de La Rioja. Yo me acababa enterando de tales
inquietudes porque, además de dirigir la revista, impartía, en primero de
Filología Hispánica y de Humanidades, una asignatura titulada Historia de la Literatura Inglesa.
Una mera introducción, doce siglos en cuatro meses, pero creo que a los alumnos
les agradaba, aunque solo fuera por ser una de las primeras asignaturas de
perfil literario que encontraban al poco de aterrizar en una facultad de
letras. Luego a algún genio de la planificación universitaria (ignoro a quién)
se le ocurrió que era mejor sustituir esta asignatura por otra de inglés
práctico, un soso B1 que llovía sobre mojado. Pero, en fin, esa es otra
historia.
El
caso es que por aquellos días invité a leer sus poemas o relatos a varios
escritores en potencia o a jóvenes promesas, algunas luego cumplidas. Era
enternecedor invitarles a subir al estrado y verles soñar con el (presunto)
poder de su pluma, y oírles responder a preguntas que les tomaban totalmente en
serio (“¿Cuál es tu rutina de escritor?”, “¿Cuál es tu próximo proyecto?”). Me
anima pensar que, si no surgió alguna vocación literaria de esos encuentros, al
menos sí se impulsó más de una (aunque, si se dio el caso, tendré que esperar a
mi funeral para enterarme).
Estos
son algunos de los actos que he rescatado de los papeles. Soy consciente de que
hubo alguno más, pero no tengo la referencia en este momento. También creo que
empecé a colaborar con Jesús Miguel antes de 1998, así que pongo entre
corchetes los encuentros de cuya participación mía tengo alguna duda. Mi
reconstrucción es, pues, como sigue:
[Begoña
Abad y Elvira Valgañón, 26 noviembre 1996]
[Eneko
Ezquerro y Bruno Belmonte, 20 marzo 1997]
[Pio
García Tricio y Paulino Lorenzo, 14 mayo 1997]
[Eugenio
Sáenz de Santa María y Javier Jiménez, 20 noviembre 1997]
María
Luisa Lázaro, Álvaro de Apellániz y Ana Ruth Estebas, 22 enero 1998.
Helena
Ortíz, Óscar Hinojosa, José Luis Pérez Pastor, Santiago Vivanco (que sustituyó
a Javier Sáenz Pinillos), 1 abril 1998.
Manuel
Prendes, Mireia Alonso, Ángel Fernández y Diego Marín A., 26 noviembre 1998.
Vicky
Pérez Herreros, Javier Solana, Miguel Zurbano, 25 marzo 1999.
Begoña
Abad, Javier Benayas, Elena Arnáez, 6 mayo 1999.
Jorge
Martínez Sanz, Carmen Beltrán, Miguel Solivera, 18 noviembre 1999.
Rebeca
Gómez Aiello, Luis Ángel Ruiz Ruiz, Vanesa Bobadilla Sáenz, 20 enero 2000.
Eduardo Ochoa, Santiago Vivanco, 14 febrero 2000.
Sonia
San Román, David Moreno, Leonardo Soto, 23 noviembre 2000.
Eduardo
Ochoa, Santiago Vivanco, César Novalgos, Ignacio Balmaseda, enero 2001.
Azucena
Escalona, María José Marrodán, Carmen Loma-Osorio, 8 marzo 2001.
Recuerdo
este último recital con cierta melancolía. Mi padre había fallecido tres días
atrás y no me encontraba con demasiado humor. No fue el último que coorganicé,
pero sí del que tengo referencias, y posiblemente el principio de mi progresiva
retirada de la organización de tales eventos, que me llevó a centrarme más en
mi propia cantera de oportunidades, la revista Fábula.
Y,
aunque ante mi vista han seguido desfilando otras miradas de ilusión y sano (o
no) orgullo autoral, en ocasiones recuerdo con cariño la sencillez entusiasta de
estos encuentros literarios en el Ateneo, y deseo que el tiempo no me ponga
demasiado de vuelta. Solo lo justo.
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