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HERENCIA

Un segundo poema de Nada personal, junto con una foto familiar en la que salgo sin americana.

 
HERENCIA



Olvidados directorios de amistades de otra vida,

ramilletes de papel amarillento

del tiempo del amor, la paciencia y el bolígrafo.

Esos juguetes rotos de los niños

que pensaba reparar esta semana, o la siguiente.

Ropa usada de bebé para el sobrino

que ahora vive en Australia con su esposa.

Los recuerdos de mis padres, unas fotos renegridas,

álbumes al fin deshilachados,

todo lo que el viento no llevó tras las exequias.

Los folletos y los planos y los mapas

de viajes que quedaron en proyecto,

de las islas donde nunca regresamos.

Apuntes de estudiante, con glosas en los bordes;

instrucciones de decenas de aparatos

que apenas supe mantener en uso;

suplementos literarios postergados;

decenas de libretas empezadas,

diarios interrumpidos,

libros sin abrir.



Todo esto

heredarán mis hijos esa tarde

en la que, al fin, no llegaré a cenar.

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