Ir al contenido principal

Cultura líquida

Leo que el pasado fin de semana se produjeron varios actos vandálicos en las fiestas de[l pueblo riojano] Ojacastro. Además de un botellón de jóvenes sobre las lápidas del cementerio, de diversas peleas en verbenas y destrozos varios, los vándalos quemaron una zona de lectura pública, destrozando el mueble expositor y muchos de los libros allí guardados. Se podría decir que son hechos aislados, pero a mí, además del daño objetivo infligido, estos incidentes apuntan ciertos hábitos juveniles que de alguna forma normalizamos.

En la actualidad, dado que ha desaparecido la convocatoria de septiembre en todos los niveles educativos, nuestros estudiantes no sufren ya el trauma de tener que recuperar asignaturas en verano, por muchos pencos que hayan cosechado. Si viviéramos en países como Estados Unidos, con catorce o quince años se buscarían algún trabajito en el McDonald’s o similares para ir ahorrando unos dólares con el sudor de su frente. Pero aquí no es tan habitual, así que el sudor de nuestra chavalería durante estos dos meses y pico suele provenir de las horas en la piscina, de día, o de verbenas en los pueblos, de noche (y madrugada). Y no es ningún secreto que con frecuencia nuestros jóvenes beben en exceso. Un estudio del Observatorio Español de Drogas y Adicciones revela datos tan preocupantes como que uno de cada tres niños de 12 y 13 años tomó alcohol y el 6 % se emborrachó; que más de la mitad de los adolescentes bebe todos los meses; y que uno de cada diez jóvenes sufre alcoholismo de riesgo. Los padres no solemos cuestionar mucho la actividad etílico-lúdica veraniega de nuestros retoños, porque fundamentalmente “queremos que disfruten, que sean felices”. Solo pedimos que lleguen a casa enteros, que duerman a gusto la mona, y, si necesitan que les llevemos en coche a la verbena de esta tarde, les llevamos, y les iremos a buscar a las siete de la madrugada. Y si no, los servicios públicos fletarán un autobús-búho al alba, que para eso pagamos impuestos.

Resulta significativo que los vándalos de Ojacastro hayan quemado un puesto de lectura de libre disposición. La brutalidad irracional ha buscado una víctima propiciatoria. Quememos los libros, vienen a proclamar en plan Fahrenheit 451, aquí la cultura que importa es la del botellón. No es comparable, pero al leer la noticia me vino a la cabeza la enorme cobertura informativa que ha merecido el festival Holika, que trae figuras destacadas del mundo de la música actual y congrega a miles de jóvenes, muchos menores, en un ambiente donde no falta la bebida (entre otras cosillas). No ha habido mucho vandalismo, solo unos centenares de denuncias por drogas y tráfico (quizá algo habrá contribuido el despliegue de 685 agentes de la Guardia Civil, que para eso pagamos impuestos), pero me llama la atención el grado preferente con que ha acaparado la información cultural de nuestro entorno durante una semana. En fin, la cultura moderna puede ser un concepto muy líquido, que diría Zygmunt Bauman. Y más si es de botellón, añadiría yo.

Estado del expositor de lectura de Ojacastro

Aparecido en La Rioja, 11 de julio de 2025. Ver todas las columnas.

Comentarios

Entradas populares de este blog

El silencio de Franz Jalics (1927-2021)

Hace unos días falleció un autor que me ha dejado huella; se trata de Franz Jalics (1927 -2021), jesuita y místico húngaro, impulsor de la meditación contemplativa como un camino de buscar a Dios no tanto a través del raciocinio o de la acción, o siquiera del sentimiento, sino a través de la percepción. Su obra más representativa, donde expone este sugerente camino con extraordinaria pedagogía, es Ejercicios de contemplación , un libro para leer en pequeñas dosis. De joven Jalics sirvió en el ejército húngaro durante la Segunda Guerra Mundial y allí, según expone en el citado libro, experimentó las primeras llamadas a poner su vida en manos de la Presencia que le susurraba que seguía estando allí a pesar del tremebundo y deprimente galimatías en que se había convertido la Historia contemporánea. Años después, ya jesuita, fue destinado a Buenos Aires, donde trabajó entre la población desfavorecida del Bajo Flores. Allí, en 1976, fue secuestrado por la dictadura argentina junto con otro ...

Cuentos en la escuela del futuro

A propósito de mi entrada de la semana pasada , no puedo reprimir el impulso de reproducir el principio de la escena de Solo yo me salvo  en la que el anciano Malaquías Winkle, quien ha vivido recluido en las últimas décadas de un futuro no muy lejano, visita una escuela. NOTA: Puede haber alguna expresión lingüística que el hablante de castellano de 2019 aún no domina. Se ruega, pues, paciencia.           —A tent@s a lo que viene. Caperucita Progresista se acercaba a casa de su abuelita, una ciudadana cronoavanzada pero en pleno dominio de sus facultades y consciente de sus derechos y obligaciones como ciudadana de una república tolerante, cuando se le acercó el lobo interesándose por los contenidos de su multitáper. Su pregunta no podía en absoluto ser catalogada como indebida ingerencia en las opciones libres de adquisición, sino más bien justificada por la indigencia de un animal marginal infraalimentado, inse...

TIEMPO DE DUDAS

Adjunto versión abreviada de la reseña aparecida en Fábula 31 de Mientras ella sea clara , firmada por Gonzalo Martínez Camino, profesor del departamento de Filología de la Universidad de Cantabria. Obviamente, el hecho de que reproduzca reseñas en este blog no implica que esté en total acuerdo con todo lo que se dice. Tampoco estoy en desacuerdo con lo que dice el profesor M. Camino, que conste. Hasta la fecha no me he enfrentado aún a la reseña denigrante o humillante. No sé si la reproduciré aquí cuando llegue el momento, ya os contaré.  En este caso, el haber abreviado la reseña se debe al sencillo motivo de que es muy extensa, y a veces el lector de reseñas no tiene tanta paciencia. TIEMPO DE DUDAS             (…) Esta no es una novela sobre los entresijos psicológicos de Clara y mucho menos una bildungsroman : su historia no es la de la construcción de un carácter, sino la de un lío en la que un personaje ya hech...