Ir al contenido principal

NEVENKA E ÍÑIGO

Recuerdo con cierta nitidez los primeros pasos públicos de Íñigo Errejón allá por 2014, cuando emprendió la aventura de regeneración de la vida política con Pablo Iglesias cual fiel Robin acompañando a Batman. En vez del escueto antifaz de superhéroe se ajustaba las gafas de pitagorín, y se le aclamaba como un brillante estratega que dinamizaría ese vuelco necesario para democratizar la herrumbrosa maquinaria de la cosa pública y convertir a la casta en un auténtico servicio a la ciudadanía. Entre otros proyectos mesiánicos, los nuevos ideólogos se proponían superar el “régimen del 78”, alegando que la Constitución que nos ha permitido más de cuarenta y cinco años de estabilidad y (relativa) convivencia, era anterior a su venida al mundo, y por tanto inadmisible.


Caricatura casera de 2017
El derrumbamiento de Errejón no se queda en una caída personal, sino que compromete seriamente la credibilidad de varios movimientos de la izquierda extrema, no solo en lo tocante a su presunta vocación regeneradora, sino en algunos de sus signos de identidad. En lo que tiene de símbolo, tal derrumbe no me conmueve en exceso. La clarividente fábula política de Orwell siempre permanece en la imaginación para recordarnos que, aunque los cerdos de la granja lideren la revolución contra los humanos, al final acaban caminando a dos patas. Pero no puedo evitar sentir que, aunque Errejón haya hecho méritos para ser reprobado, ninguna persona merece el linchamiento, pues de eso se trata ahora, tanto a manos de adversarios como de compañeras suyas que, antaño, unidas podían.

Este escándalo coincide en el tiempo con la promoción de la estupenda película de Izíar Bollaín Soy Nevenka, que narra el proceso por el que la conocida concejala del ayuntamiento de Ponferrada denunció al alcalde por acoso sexual en 2001. No hace mucho asistí a la proyección, y a medida que avanzaba la trama, magistralmente desarrollada, e íbamos contemplando los avances del tóxico alcalde, no era infrecuente escuchar los improperios que le dedicaban entre la audiencia, más bien talludita, un síntoma del grado de solidaridad inducido. Como era de esperar, el personaje del alcalde se comportaba con la arrogancia del cacique narcisista, machista y acosador. Pero, si superamos la tentación de la fácil unilateralidad, no es difícil identificar que se está lapidando a una persona real, Ismael Álvarez, quien pudiera no ser tan abyecto como en la ficción. [...]

Quizá a este sentimiento me mueva la distinción católica entre pecado y pecador, quien, por muy bajo que haya caído, sigue siendo un ser humano. O, volviendo a Errejón, acaso influya también la contemplación de sainetes como la reciente denuncia presentada por Aída Nízar, tertuliana en programas de cotilleo y exconcursante de Gran Hermano (es decir, persona medrosa donde las haya), quien acaba de recordar que hace nueve años Errejón le dio un azote en las nalgas delante de un nutrido público, y además le dio un beso en la mejilla dejándole “restos de saliva”. Sin duda, lo de la baba es imperdonable.


Aparecido en La Rioja, 1 noviembre 2024. Ver todas las columnas.

Comentarios

Entradas populares de este blog

El silencio de Franz Jalics (1927-2021)

Hace unos días falleció un autor que me ha dejado huella; se trata de Franz Jalics (1927 -2021), jesuita y místico húngaro, impulsor de la meditación contemplativa como un camino de buscar a Dios no tanto a través del raciocinio o de la acción, o siquiera del sentimiento, sino a través de la percepción. Su obra más representativa, donde expone este sugerente camino con extraordinaria pedagogía, es Ejercicios de contemplación , un libro para leer en pequeñas dosis. De joven Jalics sirvió en el ejército húngaro durante la Segunda Guerra Mundial y allí, según expone en el citado libro, experimentó las primeras llamadas a poner su vida en manos de la Presencia que le susurraba que seguía estando allí a pesar del tremebundo y deprimente galimatías en que se había convertido la Historia contemporánea. Años después, ya jesuita, fue destinado a Buenos Aires, donde trabajó entre la población desfavorecida del Bajo Flores. Allí, en 1976, fue secuestrado por la dictadura argentina junto con otro ...

Tres años

Hoy se  cumplen tres años del día más horrible de mi vida (hasta la fecha). El tiempo sin duda cierra heridas, pero la cicatriz permanecerá siempre. Es un tópico porque es verdad. Si mantengo el inveterado principio de que escribo poesía inspirado por el dolor del alma, supongo que acabaré componiendo un poemario sobre ella. Pero si también mantengo el parsimonioso cuentagotas con que dosifico mi poesía, no puedo asegurar cuándo. Ahora voy terminando uno sobre una experiencia acaecida en 2017, para que os hagáis una idea... Este poema formará parte (D.m.) del eventual poemario, así que os lo adelanto. Aunque no es reciente, como algunos pocos sabéis. Cada noche cruje un poco nuestra cama. Tengo mucho más espacio, estirarme empieza a ser ya rutina. Soy el amo y el señor de mis dominios colchoneros (parvo imperio). A veces, solo a veces, duermo hondo y apenas me atormenta tu silencio.   Pero juro que hoy el alma empeñaría por volver a los dos quintos retroactivos de mi lado de t...

Cuentos en la escuela del futuro

A propósito de mi entrada de la semana pasada , no puedo reprimir el impulso de reproducir el principio de la escena de Solo yo me salvo  en la que el anciano Malaquías Winkle, quien ha vivido recluido en las últimas décadas de un futuro no muy lejano, visita una escuela. NOTA: Puede haber alguna expresión lingüística que el hablante de castellano de 2019 aún no domina. Se ruega, pues, paciencia.           —A tent@s a lo que viene. Caperucita Progresista se acercaba a casa de su abuelita, una ciudadana cronoavanzada pero en pleno dominio de sus facultades y consciente de sus derechos y obligaciones como ciudadana de una república tolerante, cuando se le acercó el lobo interesándose por los contenidos de su multitáper. Su pregunta no podía en absoluto ser catalogada como indebida ingerencia en las opciones libres de adquisición, sino más bien justificada por la indigencia de un animal marginal infraalimentado, inse...