Ir al contenido principal

Dadme tiempo

En este día en que (en España) perdemos una hora de vida, reaparezco en mi blog tras más de un mes de ausencia. Muchos ya sabéis por qué, y, los que no, podéis intuirlo leyendo la última entrada de 25 de septiembre.

Dejadme que os diga que tengo el alma aún muy dolorida y escasos ánimos para escribir lo que no sea estrictamente necesario. Ni siquiera he tenido temple aún para leer los comentarios de mis amigos (/conocidos/ desconocidos) de Facebook --mi canal más habitual de difusión bloguera-- tras mi enlace a la entrada del 25-S. Si eres uno de los que han dejado comentario, te ruego que me disculpes. Como sabe todo doliente, los pésames de tus allegados son bienvenidos e imprescindibles, pero también agotadores, y en algún punto te colapsas.

En fin, solo quería recordaros que aquí sigo (ahora nuestra permanencia en la existencia se me antoja un milagro aún más contingente e indigno de presunción), y que confío en retomar esta ventanita a mi mente y alma en un plazo no muy lejano. Pero dadme tiempo, ¿vale? Aunque este sea oro.

Foto: David Villar

 

Comentarios

Entradas populares de este blog

¡CATEDRÁTICO!

Muchos me habéis preguntado por ese enigmático toro que iba a lidiar el pasado lunes. Pues bien, se trataba de la prueba del concurso público a catedrático de universidad. Y sí, la pasé con éxito. ¡Alégrate conmigo! Quienes no estéis muy familiarizados con estos procesos quizá os confunda un poco que en la entrada de 24 junio 2022 anunciaba la obtención de la acreditación de catedrático a nivel nacional. Este era el primer paso, quizá el más importante, una condición sine qua non . Pero luego una universidad española debe convocar concurso, y uno debe presentarse, preparar las pruebas y obtener la plaza. Así que lo que ahora celebro es haber llegado al final de este camino. El primer ejercicio de la prueba consistía en defender el propio historial académico, docente e investigador. Hablar de sí no suele resultar muy arduo a un profesor universitario, y menos aún si es escritor. Así que, si me perdonáis que prolongue esa apologia pro vita mea con la que arranqué, compartiré aquí un

La coleta de Pablo Iglesias

Este miércoles 12 de mayo conocimos la gran noticia. Por encima de los tambores de guerra entre Israel y Palestina y los 188 muertos en la ofensiva israelí sobre Gaza; de las decenas de muertos por coronavirus aparecidos en el Ganges; de la explosión en Afganistán que dejó 85 muertos, la mayoría niñas; de la tensión en Nyamar o de los disturbios en Colombia... apareció la gran noticia que todos aguardábamos: Pablo Iglesias se ha cortado la coleta. Incluso quienes hacen de la Igualdad su ariete para derribar fortalezas y murallas acaban demostrándonos que este mundo no es igualitario. Los científicos buscando vacunas, el personal sanitario entregando sus vidas en servicio, los maestros acometiendo día a día esa labor tan ingrata y tan necesaria, los intelectuales buscando nuevas formas de entender el mundo... Incluso cualquier ciudadano normal que vaya a su trabajo o cuide de su familia... Ninguna de estas personas de mérito se gana titulares que sirvan para que la ciudadanía se inspire

Para Gema

ÚNICO “Qué suerte, ser pareja de un poeta”, te dijo aquella dama tan ajena —señorona prematura— durante la aburrida cena de un casorio. “Seguro que te ha escrito centenares de poemas amorosos, ¿a que sí?” “Pues no”, le contestaste, entre franca y divertida. Nos reímos. Nos miramos.   Pasaron las horas, volvimos a casa, y en aquella noche de silencios te aferré en mis brazos, y escribí nuestro único poema publicable.   Gracias por estos veintidós años