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Profesores sin vacaciones


LA MATER QUE NOS PARIÓ (V): PROFESORES SIN VACACIONES
Hace más de un año publiqué una serie de entradas encabezadas por “La mater que nos parió: reflexiones sobre la universidad española”, en las que ofrezco una visión un tanto crítica de la actualidad de la profesión docente. Sin que pretenda retractarme de lo escrito, los cierto es que –como adivina mi puñado de lectores– mis talentos son más satíricos que románticos, y la sátira siempre conlleva exageración y simplificación. Sería erróneo, sin embargo colegir de esos escritos una minusvaloración de los méritos de un gran porcentaje de mis colegas en esa gran empresa que es la universidad pública.
         Por eso, ahora que me hallo a punto de tomar unas (merecidas) vacaciones, quiero hacer un reconocimiento a ese profesor universitario, nada infrecuente, que se lleva la maleta de libros a su destino, o a su casa, o que sencillamente, pudiendo, no coge vacaciones. El día en que se cierran los edificios y las facultades interrumpen clases y exámenes, ya está pensando en los manuales y artículos de su disciplina que leerá estos días de verano, los ensayos, tesis y trabajos de grado que supervisará y corregirá, el capítulo de su libro que escribirá, o la ponencia que perfilará para un inminente congreso.
         Pienso en ese profesor de mi universidad que pasó cada día del verano de 2014 en su Escuela para terminar un importante proyecto, mientras su familia veraneaba en la playa, y acaso sus vecinos de portal ya desde finales de mayo le preguntaban al cruzarse con él: “¿Qué, ya de vacaciones?
         No es este un caso aislado ni anecdótico. Al contrario, creo que son muchos los colegas que viven con esa entrega permanente a su labor. Los motivos pueden ser más o menos encomiables, bien porque les apasiona lo que hacen, o porque sienten el aliento de las agencias evaluadoras en su nuca. Pero sea por uno u otro motivo, creo que es justo reconocer la entrega, el entusiasmo y la disponibilidad de horario y calendario de este tipo de profesor, que contradice el estereotipo funcionarial.
         Es, sin duda, un modelo de profesional que yo siempre querré imitar cuando sea mayor.

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