Juan Casamayor, editor de Páginas de
Espuma, la prestigiosa editorial española dedicada a la narrativa breve, aportó
otra visión más práctica a nuestras miradas sobre el cuento. Habló de la
edición en España, de las características de un manuscrito propuesto a las
editoriales, de los más destacados cuentistas contemporáneos, y de otras muchas
cuestiones suscitadas por los asistentes, en un coloquio que se alargó hasta
casi dos horas y media.
El
relato en España
Casamayor destacó el papel generacional
jugado por los cuentistas nacidos en la década de los 60 (Eloy Tizón, Juan
Bonilla, Ángel Zapata…), que suponen una especie de nexo generacional, pues
tienen en cuenta a sus predecesores (Medardo Fraile, José María Merino,
Cristina Fernández Cubas), a la vez que están atentos a los jóvenes valores
que surgen.
En general piensa que en los últimos años
ha subido la calidad del relato en España, y a eso ha contribuido en gran
medida la incorporación de mujeres cuentistas. También ha aumentado la cantidad
y calidad de los lectores de cuento, y las redes ayudan a estar más al día de
lo que se produce y a crea una especie de comunidad lectora.
Algunos datos: en 2012 (último año del
que hay informe fiable) se editaron en España unos 80.000 títulos, que en total
dieron origen a unos 280 millones de volúmenes. De los 80.000, unos 14.000 se
consideran libros de literatura, de los que 11.000 son novelas y 2.200 entran
en la categoría de “otros”, en la que se incluye el cuento. La tirada media de
los “otros” fue de 1.954 ejemplares, mientras que de novela fue de 4.134 (los best sellers suben esta media
considerablemente, claro).
Hablo luego de las editoriales
independientes, en las que entraría Páginas de Espuma (P.E.). Uno de sus
distintivos es la “vocación de fondo de catálogo”, que hace que los libros funcionen (se hable de ellos, se compren…)
durante años después de su publicación. El editor independiente ha de ser un
entusiasta y un amante de las letras, aunque para sobrevivir también debe
cuidar los aspectos “fenicios”. En concreto, P.E. ha colocado la temida etiqueta
de “no se admiten originales no solicitados” porque les resultaba imposible
atender los 700 manuscritos anuales que recibían. Juan Casamayor calcula que el
coste de leer 900 manuscritos es de unos 16.000 euros. Además, para garantizar
que la editorial se vuelca en la elaboración y promoción de cada título, no
pueden ni deben asumir más que un puñado de publicaciones al año.
Cómo
presentar un manuscrito a una editorial
A continuación dio unos consejos valiosos
para todo autor de ficción que persigue el sueño de ser editado. Para empezar,
hay que elegir muy bien la editorial, que debe estar en la línea del manuscrito
enviado. Se quejó de que aún recibe propuestas de novelas, cuando P.E. nunca ha
publicado este género. El autor no debe mandar propuestas indiscriminadamente,
aunque lo haga por correo electrónico.
Una
vez elegida la editorial idónea, el autor debe abrir un cauce con ella, pactar
un encuentro (aunque sea telefónico) con un responsable. En otras palabras,
asegurarse de que el texto va a ser leído. Si lo consigue, el libro pasará por
un complicado proceso de selección a través de diferentes filtros, pero es
importante asegurarse de que, al menos, consigue entrar en dicho proceso.
La
propuesta debe estar acompañada de una carta de presentación, una sinopsis
(incluso en un libro de cuentos), una breve biografía (ojo con extenderse
indebidamente, o ponerse por las nubes), y (parece una tontería) unos datos de
contacto. El manuscrito debe enviarse con limpieza, con márgenes generosos, sin
encabezados y bien numerado. La letra, clara y con interlineado. Por supuesto
que hay que cuidar la ortografía, y para ello el autocorrector del procesador
de textos no suele ser buen consejero. Si el texto lleva ilustraciones,
inclúyanse, y si son de otro, especificar el acuerdo. Mejor no adjuntar una
propuesta de portada, esperar a que el libro entre en proceso de elaboración.
Que las citas vayan ya en la primera versión, así como las dedicatorias. Por
cierto, no conviene exagerar en el capítulo de agradecimientos.
Tras
el complicado proceso de selección, la editorial se pondrá en contacto con el
autor aceptado. A partir de ahí es el momento de charlar largamente con el
editor y oír sus opiniones, prestando atención a los consejos que parezcan
oportunos. En el caso concreto de un libro de microrrelatos, Juan Casamayor
afirmó que lo normal es que el autor pacte con el editor el orden y la
selección de estos, de tal modo que la media de microrrelatos desechados puede
llegar a un 30% de los previstos inicialmente. Se trata, una vez más, de podar.
Para descarallarse! Hay que esperar a que una editorial "sepa" que tengo 150 cuentos escritos y quiero publicarlos. Esperar que me llame y me los solicite, y me convenza para que se los ceda. Sí, si no fuese de llorar sería para coger un dolor de barriga por el exceso de carcajadas que provoca la cosa. "No me mande lo que no le he pedido". ¡Anda que te zurzan, editor! Diría uno de buena gana.
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