Esta semana los estudiantes universitarios veteranos (con más de un año de antigüedad) han convocado a los “novatos” para celebrar los ritos de paso conocidos como “novatadas”. Antaño los profesores solíamos recibir mensajes de las autoridades académicas instando a la tolerancia cero con esta tradición, a la par que conminaban al alumnado a no incurrir en semejantes manifestaciones de insolidaridad. Supongo que había buenas razones para prohibir estas bienvenidas gamberras y descontroladas, aunque también es verdad que —con la excepción del periodo de pandemia— tales admoniciones apenas impidieron que se llevaran a cabo. En mis (remotos) tiempos universitarios, sobre todo en el ámbito de ciertos colegios mayores de compañeros (yo por fortuna me libré), las novatadas eran salvajes y humillantes, y además se prolongaban durante un mes. Desde la distancia con que contemplo las que se practican aquí, me da la impresión de que los veteranos organizan para sus compañeros principiantes una ...
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