Coincide que estos días he tenido que hacer varias llamadas a teléfonos de atención al ciudadano de diversas instituciones de la administración pública. Llamadme anticuado, pero en ciertas cuestiones prefiero hablar con un humano y pedirle que me desenrede los nudos burocráticos de difícil comprensión. Pero, ay, he comprobado que hoy en día no es tan fácil encontrar humanos. Anteayer me pasé la mañana marcando un teléfono que me ponía en espera hasta que uno de sus agentes dejara de estar ocupado, indicándome que quedaban quince minutos, diez, cuatro, uno…, hasta que, cuando por fin llegaba mi turno (utilizo bien el pretérito imperfecto, pues fue un hecho reiterado a lo largo de la mañana), se colgaba o daba tono de comunicando. Curiosamente, ese mismo número cambió la sintonía a partir de las dos de la tarde, para advertirnos de que “nuestro horario de atención es de 9:00 a 14:00 horas de lunes a viernes”. Otro número de una institución diferente, mientras también me dejaba en es...
Comentarios, reflexiones y noticias. Mis novelas, relatos breves, traducciones y poemas.