Empiezo temporada con un microrrelato, uno de los más breves que he escrito. También tiene segunda parte.
POR UN
TATUAJE
En pleno embeleso enamorado, se hizo tatuar todo el
cuerpo y los brazos con su nombre y su rostro. Fue un gesto muy propio de su
carácter ardiente y de un absoluto desprecio por el futuro.
Luego vino la convivencia, el compromiso, la rutina,
las discrepancias, la crisis, la separación. Y, como corolario, la visita al
cirujano dermoesteta que le podía eliminar esos tatuajes que tanto
comprometían.
Fue esa tarde otoñal, dando vueltas al presupuesto
desorbitado que contemplaba innumerables sesiones de dermoabrasión, cuando se
decidió a llamarla, después de tanto tiempo. Fue una conversación nerviosa,
difidente, pero que abriría puertas a medio plazo.
En esta noche insomne, mientras ella duerme plácida
a su lado, jura que nunca le confesará la razón de su regreso.
Bonito microrrelato, además de muy gracioso: la moraleja sería: Si te tatuas a Ana, nunca de despidas de Ana, o consigue un buen empleo.
ResponderEliminarHola, Carlos:
ResponderEliminarMe ha gustado tu microrrelato. Está bien resuelto y el estilo es interesante. Gracias por compartirlo.