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No, no se trata del famoso cómic de Frank Miller (pasado al cine por Zack Snyder) en temporada de rebajas. Se trata de la media de asistentes a cada una de dos veladas poéticas muy dispares celebradas la semana pasada en la muy ilustre ciudad de Logroño.
            La primera fue el lunes 22 de enero y corrió a cargo de Luis García Montero, uno de los nombres de referencia en el panorama poético actual. Lo invitaba la Cátedra de Español de la UR, para mantener un coloquio abierto conducido por Xelo Candel, también profesora universitaria y poeta.
García Montero (izq) y acompañantes. Foto: UR
Yo había tenido el privilegio de asistir aquella mañana a la rueda de prensa que concedió en la universidad, y pude charlar con él y presenciar la prometedora entrevista que concedió a Evelyn Pérez para el futuro Fábula 42. Digo esto porque, cuando acudí esa misma tarde el acto público, lo hice con la idea de apoyar con mi presencia un acto que podría no tener la concurrencia que merecía. En estos casos siempre recuerdo la conferencia que organicé años atrás, a la que traje a un especialista de EE.UU solo para la ocasión, y asistieron… ¡dos alumnos!
Pero esta vez me equivoqué de plano. Llegué un par de minutos antes de la hora y ya no se cabía en el Ateneo. Ante el riesgo de incidentes por aglomeración, el presidente se vio obligado al mal trago de clausurar la entrada, así que varias decenas se quedaron con las ganas. Total, entre los sentados, los de pie y los excedentes, calculo que unos doscientos logroñeses acudieron a oír a García Montero un lunes de crudo invierno.
¿Implica esto un renacimiento del interés poético en nuestra localidad? Ojalá. Mientras oía al poeta con su verbo pausado, grave, curtido en mil batallas, disertar sobre los Novísimos, la Poesía de la Experiencia, de la Conciencia y otras tendencias recientes, no podía dejar de admirarme por la atención incondicional que le prestaban los asistentes, varios de ellos aparentemente ajenos (oh, ojo prejuicioso) al perfil de letraferit. Pero da gusto equivocarse así.
Por cierto, me gustó mucho escuchar a García Montero (más en la tranquilidad de la mañana que en la aglomeración vespertina, he de confesar). Por supuesto, no coincido con él en todas su opiniones, pero me emocionó especialmente su visión del papel del profesor maduro que se esfuerza en compartir su visión con las nuevas generaciones de alumnos, de intereses en apariencia tan distantes.
El segundo acto poético corrió a cargo de José María Martínez Zabala el viernes 26 de enero, en el centro Cajarioja. De nuevo el nexo de unión fue la audiencia, que vuelvo a situar en unos 200 o más, esta vez sin necesidad de evacuar a nadie. Presentaba su libro primerizo La Rioja en verso, que apela a un aspecto arraigado con fuerza en el corazón de nuestros compatriotas: la querencia del terruño. Así, José María dedica en su libro un poema a cada uno de los pueblos y ciudades de La Rioja, de un modo indulgente y socorrido, sin agobiarse con tonterías de métrica o rima que no sean pareados trillados. Nada que ver, pues, con Gil de Biedma, Los Novísimos, la Poesía de la Experiencia o de la Conciencia. Y, sin embargo, aunque García Montero llenó el Ateneo, Martínez Zabala tuvo tanto público o más.

¿Qué está pasando en nuestro ámbito en materia poética? Sea lo que sea, es buena noticia que la poesía mueva masas. Como diría el cartero de Pablo Neruda, “la poesía es de quien la necesita”. Y si poemas encabezados por : "Dentro del Valle del Tuerto / y muy lejos del Mar Muerto..." emocionan a un oyente que nunca disfrutará con un verso novísimo, ¿quién soy yo para desdeñarlo? ¿O tú, mi hermano lector, mi Abel, mi semejante?
José Mari encandilando a su audiencia. Foto: CVF

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