Ir al contenido principal

Presentaciones "Descubre por qué te mato"



Semana de presentaciones en mis dos tierrucas, Logroño y Santander, jueves y viernes respectivamente, en sendas librerías de referencia —­Santos Ochoa y Estvdio­— con un amigo en cada estrado conduciendo sendas conversaciones, que acabaron puntuales a las 20:30, a tiempo para que los asistentes acudieran a sus cenas de empresa (o de solaz).
  
Es destacable el acierto del formato. Me he dado cuenta de que con dos en la mesa es suficiente. Aún recuerdo presentaciones pasadas con cuatro intervinientes en las que, cuando me llegaba el turno, hasta yo tenía ganas de terminar. En cambio, tengo la impresión de que estas dos sesiones funcionaron muy bien y resultaron amenas. A esto contribuyó, por supuesto, el buen hacer de mis dos presentadores. Carlos Santamaría es un profesional de la comunicación como la copa de un pino, y consiguió guiar con soltura la conversación por los derroteros oportunos, y tirarme de la lengua en más de una ocasión. Manolo Pérez, profesor y novelista, incidió en cuestiones textuales e intertextuales, y me empujó a hablar de la novela con un entusiasmo que hasta a mí me sorprendió. 
            En la presentación del jueves conseguí una meta sin precedentes: agoté las existencias. Ahora bien, si me prometéis que no sale de aquí, os confesaré que estas no eran muy abundantes. Quedémonos, pues, con el titular.
(La fase de firmas de ejemplares me inspira otra observación que añadir a los síntomas del novelista en post-parto, pero lo dejo para más adelante). 
            También debo destacar la estupenda cobertura informativa en periódicos y televisiones locales. Las respectivas entrevistas en sendas cabeceras de región, La Rioja y El Diario Montañés, son de lo mejorcito en su género que recuerdo haber experimentado en mis carnes. Vinculo a continuación  la primera y la entrevista en RTVE:


RTVE (Cantabria) 28/12/2017






Comentarios

Entradas populares de este blog

¡CATEDRÁTICO!

Muchos me habéis preguntado por ese enigmático toro que iba a lidiar el pasado lunes. Pues bien, se trataba de la prueba del concurso público a catedrático de universidad. Y sí, la pasé con éxito. ¡Alégrate conmigo! Quienes no estéis muy familiarizados con estos procesos quizá os confunda un poco que en la entrada de 24 junio 2022 anunciaba la obtención de la acreditación de catedrático a nivel nacional. Este era el primer paso, quizá el más importante, una condición sine qua non . Pero luego una universidad española debe convocar concurso, y uno debe presentarse, preparar las pruebas y obtener la plaza. Así que lo que ahora celebro es haber llegado al final de este camino. El primer ejercicio de la prueba consistía en defender el propio historial académico, docente e investigador. Hablar de sí no suele resultar muy arduo a un profesor universitario, y menos aún si es escritor. Así que, si me perdonáis que prolongue esa apologia pro vita mea con la que arranqué, compartiré aquí un

La coleta de Pablo Iglesias

Este miércoles 12 de mayo conocimos la gran noticia. Por encima de los tambores de guerra entre Israel y Palestina y los 188 muertos en la ofensiva israelí sobre Gaza; de las decenas de muertos por coronavirus aparecidos en el Ganges; de la explosión en Afganistán que dejó 85 muertos, la mayoría niñas; de la tensión en Nyamar o de los disturbios en Colombia... apareció la gran noticia que todos aguardábamos: Pablo Iglesias se ha cortado la coleta. Incluso quienes hacen de la Igualdad su ariete para derribar fortalezas y murallas acaban demostrándonos que este mundo no es igualitario. Los científicos buscando vacunas, el personal sanitario entregando sus vidas en servicio, los maestros acometiendo día a día esa labor tan ingrata y tan necesaria, los intelectuales buscando nuevas formas de entender el mundo... Incluso cualquier ciudadano normal que vaya a su trabajo o cuide de su familia... Ninguna de estas personas de mérito se gana titulares que sirvan para que la ciudadanía se inspire

Para Gema

ÚNICO “Qué suerte, ser pareja de un poeta”, te dijo aquella dama tan ajena —señorona prematura— durante la aburrida cena de un casorio. “Seguro que te ha escrito centenares de poemas amorosos, ¿a que sí?” “Pues no”, le contestaste, entre franca y divertida. Nos reímos. Nos miramos.   Pasaron las horas, volvimos a casa, y en aquella noche de silencios te aferré en mis brazos, y escribí nuestro único poema publicable.   Gracias por estos veintidós años