Ir al contenido principal

EL 11-M EN LA FICCIÓN



Hoy se cumplen doce años. 192 personas que no pueden seguir viviendo sus vidas entre nosotros.
Hay también un 11-M japonés, el de Fukushima (cuya presencia literaria me resulta cercana: véase El haiku de las palabras perdidas, de Andrés Pascual), pero el 11-M español no fue un accidente, fue un despiadado asesinato colectivo. Una matanza premeditada. Quizá el acontecimiento histórico más desconcertante de la primera década del siglo en nuestro país.
            Que yo sepa, circulan por la red un par de novelas que tratan del tema. Por mi parte, no pude resistirme a introducir una referencia en Mientras ella sea clara, escrita un año después. En la tercera parte de la novela, Clara acaba por dejar su Santander natal para irse a vivir con Pelayo. Quizá sería más exacto afirmar, antes que conceder que la chica haya superado su habitual irresolución, que las circunstancias la han empujado a tomar esta decisión. Así, llega a Madrid en la tarde del 10-M. Al día siguiente, Pelayo marcha temprano al trabajo y Clara, que le esperaba para comer, no sabe nada de él en todo el día. Se va preocupando más y más, hasta que al final decide prestar atención a las noticias y se entera del trágico evento y de las posibles repercusiones que puede tener en su vida. Clara procura darle la espalda a los hechos que no la afectan directamente, pero esta vez parece que no podrá evadirse. Emprende una búsqueda desesperada por los alrededores de Madrid, que concluye en el Pabellón de Ifema, convencida de que lo único que le resta es reconocer el cadáver.
            Aquí empieza el fragmento que reproduzco en este enlace, que abarca desde la página 262 hasta la 276.
            Una vez más, es curioso comprobar la disparidad de reacciones de los lectores de una misma obra. A Carlos Pujol no le gustó esta parte madrileña, le parecía un cambio brusco de tono. Gonzalo Martínez Camino, sin embargo, la considera la parte más lograda. En cualquier caso, yo no quería escribir una novela ambientada en 2004 sin referirme al 11-M, y, obviamente, tal evocación no permitía mantener el tono cómico. De momento, aún hay mucho dolor, y aún hay colectivos empeñados en sacar rédito político a los muertos. Todo hace suponer que la herida aún no ha cicatrizado en esta España nuestra, y no parece, me temo, que lo vaya a hacer pronto. Pero, como es habitual, la literatura utiliza como materia prima aún las peores tragedias, y, si no las alivia, al menos intenta, en mayor o menor medida, transformarlas en arte.

Comentarios

Entradas populares de este blog

¡CATEDRÁTICO!

Muchos me habéis preguntado por ese enigmático toro que iba a lidiar el pasado lunes. Pues bien, se trataba de la prueba del concurso público a catedrático de universidad. Y sí, la pasé con éxito. ¡Alégrate conmigo! Quienes no estéis muy familiarizados con estos procesos quizá os confunda un poco que en la entrada de 24 junio 2022 anunciaba la obtención de la acreditación de catedrático a nivel nacional. Este era el primer paso, quizá el más importante, una condición sine qua non . Pero luego una universidad española debe convocar concurso, y uno debe presentarse, preparar las pruebas y obtener la plaza. Así que lo que ahora celebro es haber llegado al final de este camino. El primer ejercicio de la prueba consistía en defender el propio historial académico, docente e investigador. Hablar de sí no suele resultar muy arduo a un profesor universitario, y menos aún si es escritor. Así que, si me perdonáis que prolongue esa apologia pro vita mea con la que arranqué, compartiré aquí un

La coleta de Pablo Iglesias

Este miércoles 12 de mayo conocimos la gran noticia. Por encima de los tambores de guerra entre Israel y Palestina y los 188 muertos en la ofensiva israelí sobre Gaza; de las decenas de muertos por coronavirus aparecidos en el Ganges; de la explosión en Afganistán que dejó 85 muertos, la mayoría niñas; de la tensión en Nyamar o de los disturbios en Colombia... apareció la gran noticia que todos aguardábamos: Pablo Iglesias se ha cortado la coleta. Incluso quienes hacen de la Igualdad su ariete para derribar fortalezas y murallas acaban demostrándonos que este mundo no es igualitario. Los científicos buscando vacunas, el personal sanitario entregando sus vidas en servicio, los maestros acometiendo día a día esa labor tan ingrata y tan necesaria, los intelectuales buscando nuevas formas de entender el mundo... Incluso cualquier ciudadano normal que vaya a su trabajo o cuide de su familia... Ninguna de estas personas de mérito se gana titulares que sirvan para que la ciudadanía se inspire

Para Gema

ÚNICO “Qué suerte, ser pareja de un poeta”, te dijo aquella dama tan ajena —señorona prematura— durante la aburrida cena de un casorio. “Seguro que te ha escrito centenares de poemas amorosos, ¿a que sí?” “Pues no”, le contestaste, entre franca y divertida. Nos reímos. Nos miramos.   Pasaron las horas, volvimos a casa, y en aquella noche de silencios te aferré en mis brazos, y escribí nuestro único poema publicable.   Gracias por estos veintidós años